"Me han enviado la portada de y me ha gustado mucho. Os lo agradezco mucho", decía con su habitual educación y frescura Alba Torrens (Binissalem, 1989) nada más descolgar el teléfono a este periódico, que en su edición de ayer le dedicó la foto de su primera página al conquistar su quinta Euroliga. No era para menos.

La jugadora del Ekaterimburgo acaba de llegar a su domicilio en la ciudad rusa después de festejar la consecución del título en la localidad húngara de Sopron al derrotar al Dynamo de Kursk (91-67). Hace tiempo que ha agotado todos los adjetivos para explicar su trayectoria. Ya era una leyenda, ahora solo está tratando de alimentarla todavía más. Solo en la máxima categoría continental puede presumir de estos cinco campeonatos con tres clubes diferentes -Perfumerías Avenida, Galatasaray y el propio Ekaterimburgo-. Toda una gesta.

Y pone un ejemplo para explicar su ilusión. "Confieso que cuando estaba preparando la maleta para esta 'Final Four' sentí esas ganas de jugarla y de luchar por ganarla y pensé que esto es muy importante. Hay una parte de compromiso con el juego, con los equipos en los que he estado, en la selección y el compromiso con uno mismo, de dar el máximo cada día, no solo en las finales", reflexiona. La alero está a solo una Euroliga de igualar a Diana Taurasi, que es la jugadora con más títulos de la historia, con seis. Cuando es preguntada por ello, Torrens no huye de su característica modestia, pero con toneladas de ambición. "No me imagino alcanzarla. Pero estoy en un club como el Ekaterimburgo, que cada año sale a competir con las máximos aspiraciones, que son ganar la Liga y la Euroliga y será uno de los objetivos, claro. Estoy feliz, pero quiero más. Tengo mucha ilusión en seguir mejorando y aprendiendo", explica antes de dejar claro lo que se le viene por delante. "Ahora mismo en lo que pienso es en la Liga rusa. El sábado empezamos el play-off de la final contra el Dynamo de Kursk y esto es lo que está en mi cabeza", añade.

La de es Raiguer reflexiona acerca de las claves que le han llevado a tener siempre mucho protagonismo en sus clubes y en la selección: "Estar preparada para dar el máximo, tenga el rol que tenga, es importante saberse adaptar a cada situación, tanto del equipo, como el momento de la temporada y de los partidos. Esto te da mejores posibilidades de dar lo máximo". Y se acuerda de sus compañeras, con las que ha vuelto a tocar el cielo. "Formar parte de este equipo, con las mejores del mundo, es un privilegio. Lo disfruto a diario en los entrenamientos y partidos", agrega.

Torrens no quiere ni comparar si la alegría vivida el domingo en Hungría es equiparable a la de otros triunfos en la misma competición. "En el momento de ganar no recuerdo la sensación que tuve en los otros años, mentiría si lo dijera. Lo que te da este punto de felicidad es mirar hacia atrás y ver que un objetivo marcado a principio de temporada se ha cumplido. Y eso me da más felicidad que la euforia del momento", asegura convencida.

La de Binissalem sigue el consejo de sus padres a rajatabla para continuar al máximo nivel. "Lo que más me dicen es que disfrute. Y estoy muy de acuerdo. Y eso no tiene nada que ver con la exigencia y profesionalidad, pero a veces nos olvidamos de disfrutar y es importante recordarlo", subraya antes de aplaudir el cariño recibido desde la isla. "Siempre digo que me siento muy querida en Mallorca, me llegan palabras de ánimo antes de los partidos y de felicitación después. Estoy muy agradecida por este apoyo porque tengo claro que yo sola no habría conseguido todo esto", finaliza. Palabra de pentacampeona.