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El Madrid pierde sin despeinarse

El Madrid pierde sin despeinarse

Bale demuestra desde el minuto dos del partido que apunta alto. En concreto, dos metros por encima del larguero, en la falta muy anticipada que definiría el juego menos disparado que disparatado del Madrid. Si los blancos alinearan a Christopher Bale en lugar de Gareth Bale, no cambiarían ni el apellido ni el resultado. Que un jugador así le sustraiga la titularidad a Marco Asensio, demuestra el pésimo estado de ambos.

Hay que empezar por algún sitio. Reconociendo por ejemplo que el Madrid perdió anoche sin despeinarse. Con el señorío digno del club, en una reedición de la eliminación copera del miércoles. La abulia se contagia a los jugadores inesperados. Todo está perdido, si se despista hasta Courtois. Así ocurrió en el primer gol, porque el pensamiento del guardameta voló hacia su Alba Carrillo.

El Madrid cumplió a la perfección con su deber de decepcionar. La desolación no puede ocultar que los blancos empiezan cada partido con solo diez jugadores, por la ausencia de Ronaldo. O con nueve, si alinean a Bale. El compromiso del galés con su club equivale al de un turista de la misma nacionalidad con su lugar de veraneo.

En su peor momento, los madridistas ofrecen marcas para la historia. Por ejemplo, Sergio Ramos puede ver cumplido su sueño de convertirse en el primer defensa que lesiona a todos los jugadores del equipo rival. En la vanguardia, Vinicius se comporta más en pivote que en ariete. Rakitic le pasaba ayer la mano cariñosa por la cabeza, confirmando que se trata de un amigo. O el brasileño marca algún gol, o se apropiará de la etiqueta más insultante para su gremio. Un delantero torpón y grandón, una réplica de Zampabollos Benzema.

El tiempo de posesión debe corregirse en tiempo de televisión, dícese de los jugadores que monopolizan la pantalla en una retransmisión. En la semifinal de la Copa, los madridistas Reguilón y Casemiro coparon las cámaras, otro índice de la crisis de su equipo. Por desgracia para los merengues, ayer fue Dembélé quien inundó la pantalla. Diseñaba todas las jugadas con suerte irregular. Los azulgrana han descubierto un Messi que corre. De momento solo lo miramos, pero estamos a punto de escucharlo.

El bipartidismo ha desaparecido de la política y del fútbol, solo el Barça puede optar al torneo que mide el equilibrio mental de un club. No hay mal que por bien no venga, la renuncia del Madrid es una garantía de que ganará la cuarta Champions consecutiva.

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