El Atlético Baleares se lo está creyendo. A los cinco minutos de ver jugar a los hombres de Manix Mandiola ponen cara de líderes. Y destacados del grupo III de la Segunda B después de la victoria ante el Barcelona B en un abarrotado Son Malferit. Bastó un gol de Marcos Jiménez de la Espada a la media hora para batir al filial azulgrana y consolidar el merecido liderato.

El conjunto blanquiazul, que ha encajado un solo gol en las últimas siete jornadas, está pletórico de moral. Tiene motivos. No solo por el liderato, sino porque los jugadores están enchufados desde el pitido inicial. Y buena culpa de ello la tiene Mandiola. Esta semana se le ha visto en un entrenamiento que no va de bromas a la hora de preparar los partidos, en definitiva, que el que no está por la labor, no juega. Ayer lo hicieron todos, desde Klaus, con poco trabajo, hasta el último de los jugadores.

Con la jornada 26 consumida, la consigna es clara. Hay que acabar primero para evitarse las engorrosas eliminatorias de ascenso. Hay que intentar subir a la primera, pero para eso hay que conservar el liderato, reforzado tras la victoria de esta mañana.

Salió el equipo blanquiazul, apoyado por una grada entregada -entre la que se encontraba el mallorquinista Lago Junior, amigo de Mandiola- dispuesto a sentenciar cuanto antes. Tardó exactamente 31 minutos, cuando Kike López puso un balón franco a Marcos Jiménez de la Espada tras fallar los dos centrales del Barcelona. Marcos remataba casi a placer, raso, al palo izquierdo de la portería de Ezkieta. Fue su quinto gol de la temporada. Previamente, el Atlético Baleares gozó de buenas ocasiones para adelantarse en el marcador. Samu, ayer con ganas de liarla, como lo hizo en la primera vuelta en el Miniestadi, y dos veces el propio Marcos, estuvieron muy cerca de marcar. Estaba claro que solo era cuestión de tiempo que llegara el primer gol de los locales.

Mandiola tenía muy bien estudiado al rival. Sabía que una de las claves era hacer una presión alta en el centro del campo para ahogar al equipo de García Pimienta, técnicamente con jugadores muy dotados. La cuestión era hasta cuándo le durarían las fuerzas.

La segunda parte se movió por los mismos derroteros. Dominio territorial del Atlético Baleares ante un Barcelona B superado en todos los sentidos. El equipo azulgrana, que se presentó a este partido con solo dos jugadores del partido de la primera vuelta -el mallorquín Monchu y Cuenca-, se mostró muy endeble en defensa. Los locales llegaron cómo y cuándo quisieron. Empezando por una defensa fiable, con los centrales Álvaro Vega y Vallori muy seguros y un Kike López que más que lateral parece un extremo, como ha demostrado en la jugada del gol; un centro del campo liderado por Villapalos y una delantera de lujo con Samu, Canario y Marcos. Mandiola ha creado un equipo solidario. Todos van a una.

Al Barcelona no le quedó más remedio que ir en busca del empate. A los seis minutos de la reanudación Abel Ruiz gozó de la mejor ocasión azulgrana a un centro del lateral Wagué. Cinco minutos después fue Collado el que lo ha intentado. Del exmallorquinista Merveil, nada destacable.

El Atlético Baleares estaba consiguiendo que nada pasara sobre el césped. Una ventaja mínima siempre es peligrosa, pero los locales controlaban bien las escasas acciones de ataque del filial del Barcelona. Mandiola realizó los primeros cambios. Rovirola entró por Adri a quince minutos del final para formar un trivote en el centro del campo, con Fullana y Villapalos, y tres minutos después fue Hugo Díaz el que entró por un Canario que se ganó la ovación de la grada por su gran partido.

Al final, una victoria corta, pero muy merecida. El Atlético Baleares hizo méritos para una renta mayor porque ha dispuesto de muchas y claras ocasiones. Es un aspecto a mejorar de un equipo que va lanzado y dispuesto a no bajar de esta privilegiada primera plaza.