Apenas 8 kilómetros separan las localidades mallorquinas de Montuïri y Algaida. Allí nacieron, hace ahora 29 y 26 años, Francesc y Marga. Con el fútbol por bandera, ambos crecieron rodeados de balones, pero sus trayectorias, necesariamente, tomaron caminos diferentes. El verano pasado el Atlético Baleares las aunó. Son Malferit es ahora 'territorio Fullana.

"La casualidad ha hecho que este año Marga y yo seamos capitanes de los dos primeros equipos. La conozco desde hace tiempo, pero ahora el vínculo es mayor. Ella es de Algaida, como mi padre, y tengo muchos familiares que viven allí", reconoce el capitán del conjunto que milita en Segunda B. "Es como si fuera un hermano. Hace mucho que le conozco, siempre con el fútbol de por medio. Jugó durante varias temporadas con mi hermano y para mí siempre ha sido un referente", apunta por su parte la jugadora de la Liga Autonómica.

Ellos llevan los galones y la experiencia a unos vestuarios donde apellidarse Fullana. En su segunda temporada al frente de la capitanía, el de Montuïri reconoce que no siempre fue fácil asumir el cargo. "La temporada pasada fue mi primer año como primer capitán y vivimos situaciones delicadas. Cuando las cosas van mal se señala a jugadores, cuerpo técnico... El aprendizaje que saqué es que, cuando las cosas no tiran, es cuando más unidos hay que estar", revela.

Francesc es el primer sorprendido por la gran temporada que está firmando el equipo. "¡Mira cómo son las cosas! Un año juegas para no bajar y al siguiente, con el mismo entrenador y casi los mismos jugadores, estás metido en los play-off", admite. "La llegada de Manix Mandiola marcó un antes y un después. Él se encargó de relativizar las cosas y quitarnos presión. Llegó a un equipo tenso y agobiado y nos hizo entender que, a veces, está todo en la cabeza", resume el montuirer.

Referente en un club que le debe mucho, Fullana no esconde su ilusión de volver algún día al Estadi Balear, "aunque mejor esperamos ya a la temporada que viene". "Viendo los números que tenemos en casa, todo el mundo estará de acuerdo en esperar al curso que entra para hacer la mudanza. Queremos que el año que viene sea el del regreso. Tuve la suerte de jugar allí durante mi primera etapa como blanquiazul y viví momentos inolvidables", asegura.

Para que eso sea posible, Francesc primero debe renovar. El centrocampista blanquiazul acaba contrato con el club que preside Ingo Volckmann el 30 de junio y, por el momento, nadie se ha sentado a negociar con él: "En ocasiones vamos hablando, pero todavía no nos hemos sentado. Mi ilusión es seguir vistiendo esta camiseta. Llevo muchos años aquí y estoy muy a gusto. He crecido como jugador y persona y mi ilusión es conseguir el objetivo que todo el mundo tiene en mente con estos colores".

Segundos en el Grupo III de la división de bronce del fútbol español, la temporada del Baleares masculino es casi tan envidiable como la del femenino, líderes de Autonómica en el año de su debut. Siempre que el calendario lo permite, Francesc y Marga asisten al partido de su homólogo. "Están impecables. Con entrenador nuevo y equipo que empieza de cero, el mérito es tremendo. Creo que se está trabajando muy bien y que están sabiendo aprovechar las herramientas que les ha dado el club", subraya Francesc. "El trabajo que están haciendo es extraordinario. Cada domingo vengo a Son Malferit y disfruto. Es un grupo muy humilde y trabajador, ingredientes indispensables para que las cosas salgan bien", refiere por su parte Marga.

Con el Collerense en Primera

Con su hermano como referente, "siempre con un balón bajo el brazo", Marga empezó a dar sus primeras patadas a una pelota con tan solo cuatro años. Algaida fue el club que la acogió como futbolista y pronto la pequeña empezó a apuntar maneras. "Yo siempre jugué con niños y entiendo que para una chica lo mejor es curtirse con ellos. Hablo desde mi experiencia personal", reconoce a raíz del grupo de mallorquinas, encabezadas por Gabriela, que defiende la formación en el deporte rey entre chicas.

Pronto cuajó una gran amistad con Rosita Herreros, en la actualidad futbolista de la liga finlandesa, y ambas se embarcaron en el sueño del Collerense, por aquellos años en Primera División. "Fueron temporadas muy bonitas, pero no siempre fue fácil compaginar el trabajo con la pasión. La categoría exigía muchos entrenamientos, horas de descanso... He convivido con compañeras que han tenido que doblar turnos de noche y hacer imposibles para poder viajar el fin de semana", señala sobre la precariedad con la que trabajaron durante aquellos cursos.

"Ya entonces se veía que el fútbol femenino empezaba a moverse, pero allí tuvimos muy pocas ayudas. Si en aquel entonces el Collerense hubiera contado con las infraestructuras y el equipo de trabajo que hay detrás del Baleares, no me extrañaría nada que siguiera en la máxima categoría", asegura.

Este verano el Baleares anunciaba un ambicioso proyecto. Con el objetivo del ascenso de su equipo masculino a Segunda, el club se embarcaba en la aventura de la creación de una sección femenina, en un principio, no falta de polémica. "Me hablaron del proyecto que tenían entre manos y no lo dudé", reconoce la algaidina: "El Baleares ofreció compromiso y un objetivo ambicioso. Me trasladaron desde el primer momento su apuesta firme por nosotras y eso me enganchó".

Con el nacimiento del conjunto femenino, varios clubes de Mallorca criticaron sus formas a la hora de crear la plantilla. Marga no entendió el revuelo, pero tampoco le dio mayor importancia: "Las polémicas las aparcamos desde un principio. Nuestro único deber con el Baleares fue siempre entregarlo todo sobre el campo. Creo que toda jugadora es libre de poder elegir dónde jugar, solo faltaría".

"Se ha demostrado que el club apuesta firmemente por este proyecto. Quizás parezca una tontería, pero nos dan siempre un montón de protagonismo y repercusión. No hay acto del primer equipo al que no asista también alguien del femenino. Esos son los pasos que se necesitan dar", reconoce la defensa. "Cada vez el fútbol femenino está cogiendo más fuerza. A nivel nacional son unas campeonas y que haya clubes como el nuestro que apuesten de esta manera por ellas es un gran paso", coincide Francesc.

La temporada para ambos futbolistas afronta su recta más importante. Los resultados acompañan y la ilusión no cesa. "Puestos a pedir, un doble ascenso sería cerrar la temporada con galones", reconoce el de Montuïri. "No nos escondemos. Nuestra intención es conseguir subir, es lo único que tenemos en mente", corresponde la de Algaida. Con ascenso o no, lo que queda claro es una cosa, apellidarse Fullana en el Atlético Baleares.