Es innegable que Tim Wellens mantiene un apasionado idilio con Deià. Que el belga lleva en el corazón el pueblo natal de ciclistas mallorquines como Joan Horrach y Vicenç Reynés, y morada del magistral Robert Graves.
Y es que Deià, coincidiendo con la disputa de la Challenge Volta a Mallorca, ha visto al representante del equipo Lotto-Soudal levantar los brazos como ganador de carrera hasta en tres ocasiones. Todas ellas, en tres ediciones consecutivas, coincidiendo con la disputa del Trofeo Serra de Tramuntana. Un récord.
Una imagen que se reprodujo ayer, confirmando el aviso que ya lanzó Alejandro Valverde en la víspera del inicio de la XXVIII Challenge. Cuando el campeón del mundo adelantó que Tim Wellens, de 27 años, era el hombre a seguir y batir en la prueba isleña.
De esta forma, a muy pocos extrañó que Tim Wellens se presentase ayer en solitario como vencedor en la meta de Deià. Conquistando la victoria por delante del vencedor en Lloseta de la prueba del viernes, el alemán Emanuel Buchmann, del equipo Bora-Hansgrohe. Un ciclista que si mantiene el nivel y su progresión está llamado a protagonizar grandes gestas en el 2019.
"Tomé algunos riesgos en los dos últimos descensos, sobre mojado, y me quedé solo encabeza. Conocía el recorrido muy bien y eso realmente me ayudó mucho para volver a ganar", destacó Tim Wellens sobre su estrategia para volver a ganar en Deià.
Mientras, la tercera plaza -por segundo año consecutivo- quedó en manos del campeón mundial, Alejandro Valverde. Permitiendo al jefe de filas murciano del Movistar Team subir por primera vez en el 2019 a un podio.
Marc Buades sobrevivió
La prueba reina de la XXVIII Challenge Ciclista de Mallorca se disputó, como ya viene siendo tradición, bajo condiciones extremas. Con lluvia, frío, mucho viento, granizo y hielo por momentos sobre la calzada. Coincidió con una carrera que,al igual que la del viernes, vio modificada su recorrido por el hundimiento de un tramo de la carretera de descenso de Lluc a Caimari.
Así, finalmente la prueba se disputó sobre un tortuoso recorrido de 179.3 kilómetros, que incluía la ascensión a seis puertos de montaña y un desnivel positivo de 4.563 metros. Mucha dureza que acusaron los participantes de las islas de los que solo Marc Buades fue capaz de llegar a meta.
En el caso de Alejandro Valverde, por tercera jornada consecutiva,demostró que hoy por hoy está lejos de su mejor condición, como ya adelantó él mismo el miércoles. Y es que el murciano se mostró incapaz de dar continuidad a su ataque en cabeza de carrera en la subida al Puig Major, a 33 kilómetros de meta.
Sin embargo, su parón coincidió con el contundente contragolpe que planteó a su demarraje el alemán Buchmann. Una poderosa reacción ante la que el campeón del mundo quedó en evidencia. Especialmente cuando sí se sumaron a la ofensiva en su contra Tim Wellens, Ben Hermans y el colombiano Sergio Andrés Higuita, del equipo de la Fundación Euskadi y, sin duda, mejor joven en la XXVII Challenge. Como demostró después en meta con su cuarto puesto final en Deià, con apenas 21 años.
Eso sí, Valverde no se rindió y tras el descenso del Puig Major, evitando riesgos, atacó en solitario, para acercarse al trío de cabeza formado entonces ya solo por Wellens, Buchmann e Higuita. Esa iniciativa le permitió recuperar mucho terreno a la cabeza de carrera, dar caza y superar a Higuita, así como asegurarse el tercer puesto en meta.
"Cuando Buchmann ha arrancado en el final del Puig Major he preferido abrigarme y llegar bien a meta, antes que quedarme congelado en la bajada, y ahí ha sido donde se me han ido", precisó Valverde sobre el momento en el que perdió la rueda de los primeros y la opción de victoria.
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