A menos de una semana para el arranque de la Copa del Rey en Melilla, el Urbia Voley Palma se mide mañana, a las 18:00 horas en Son Moix, al equipo organizador en el último duelo liguero antes del torneo del KO. Marcos Dreyer es consciente de la dificultad añadida del próximo encuentro de la máxima competición nacional. "Debemos centrarnos exclusivamente en un partido de Superliga cuando también yo tengo que cuidar detalles y planificar pensando en la Copa", señaló ayer el técnico. "Hay que evitar despistes antes del torneo", aseveró.

Los mallorquines llegan al partido tras ceder el pasado sábado en la pista del Teruel. En referencia a la derrota ante el líder, Dreyer confesó que ya no le es suficiente "plantar cara a los grandes porque creo que deberíamos poder mantener un nivel alto durante las dos horas que hacen falta para ganarles". En esta misma línea, el técnico del Urbia Palma señaló: "Dejamos escapar una buena racha de juego demostrando que nos falta continuidad y regularidad".

"El Melilla llega con problemas porque está metidos en la pelea por evitar el descenso", argumentó el brasileño en referencia a la situación clasificatoria de los norteafricanos con un mínimo margen de tres puntos sobre ConectaBalear Manacor y Barça Voleibol con quienes pugna por la permanencia.

El conjunto de la ciudad autónoma llega tras perder un set a tres frente al Unicaja Almería en la jornada anterior y habiendo vivido ya un cambio de entrenador tras la dimisión de David Sánchez en noviembre.

El director deportivo Salim Abdelkader asumió la responsabilidad técnica en un momento de "necesidad de jugar bien y la obligación de ganar porque, en principio, este equipo estaba conformado para objetivos más ambiciosos", expresó Dreyer.

En este sentido, el entrenador sudamericano del Urbia Palma considera que, para los melillenses, ser organizadores "les garantizó la plaza para estar en la Copa del Rey, pero ahora les exige rendir a un nivel".

"Esta competición es para disfrutarla como local pero, en este contexto, su realidad es otra", concluyó Dreyer.