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Minuto 91

Un Mallorca con dos caras

El conjunto rojillo volvió a decepcionar lejos de Son Moix, esta vez en el complicado estadio de El Sadar ante un Osasuna que se mostró muy superior a los de Vicente Moreno

Once titular del Mallorca que ayer perdió en El Sadar. Lof

Lamentablemente, está dejando de ser noticia la pobre imagen que ofrece el Mallorca en los desplazamientos. Ayer, en El Sadar, ante un Osasuna infinitamente superior, el equipo de Moreno encajó su tercera derrota consecutiva lejos de Son Moix. Primero fue en El Molinón, después en Almería y ayer en Pamplona, con el rendimiento de los jugadores a la baja. Parece claro ya que estamos ante un Mallorca con dos caras, la de Son Moix, todo garra, empuje, inconformista y ambicioso; y el de los desplazamientos, un equipo triste, endeble en defensa y nulo en ataque, un equipo previsible.

Y si encima se regalan los goles, blanco y en botella. Ayer fue Reina el que tuvo una jornada negra, con un regalo a los tres minutos que hizo imposible cualquier reacción. En otro momento de la temporada quizá sí, pero no ahora, en la que el equipo se muestra espeso y sin ideas. En Almería fueron tres penaltis los que condenaron al Mallorca. Y así podríamos seguir. Está claro que para aspirar a cosas importantes -dejémonos de eufemismos, la sexta plaza-, habrá que hacer mucho más, sobre todo fuera. El rendimiento en casa es extraordinario, pero por mucho que lo sea, no siempre se va a ganar.

Ante Budimir, que debutó en El Sadar, y la probable llegada de Stojiljkovic, posiblemente hoy, deben suponer un plus en el depauperado ataque mallorquinista, que se sostiente por los nueve goles de Lago Junior. Habrá que confiar en que esta vez los refuerzos en la delantera den sus frutos y hagan olvidar el fiasco, porque no tiene otro nombre, que han supuesto Valcarce y, sobre todo, Castro. Moreno tiene la obligación de dar una sacudida al equipo si quiere seguir soñando en grande, aunque de puertas afuera el objetivo siga siendo la permanencia. Debe haber un término medio entre el equipo que maravilló ante el Málaga, pese a la derrota, o el que superó con fútbol al Deportivo. Ni el equipo es tan malo como el que se vio ayer ni tan bueno como tantas veces ha demostrado esta temporada. En buscar el equilibrio está el reto de Moreno y las posibilidades del equipo.

Nadal espera un rival de altura. La trayectoria del manacorí en el Abierto de Australia está siendo inmaculada. Se ha plantado en cuartos de final sin ceder ni un set por sexta vez en Melbourne. Prácticamente ningún rival le ha puesto en aprietos. Le espera mañana el joven norteamericano Tiafoe, con el que nunca ha jugado, y en semifinales, si llega, el vencedor del Bautista-Tsitsipas, verdugo ayer de Federer. Si todo transcurre con una cierta lógica, se presume una final entre el manacorí y Djokovic. Pero, al margen de que así sea y pase lo que pase de aquí a la final, no deja de sorprender la recuperación de un Nadal que, no lo olvidemos, viene de estar cuatro meses fuera de las pistas por una de sus reiteradas lesiones. Ha vuelto como si nada, con hambre de victorias pese a sus 32 años y haberlo ganado todo. Esto es lo que le hace diferente al resto, y por su ambición sin límites, un jugador superlativo.

El homenaje que faltaba. El Urbia Palma, con el entrenador Marcos Dreyer a la cabeza, tributó el sábado un merecidísimo homenaje a Damià Seguí, el hombre que lo ha sido todo en el voleibol, fallecido este mes. No faltó nadie, desde exjugadores que compartieron alegrías y tristezas con el mecenas desaparecido, hasta una afición que respondió como ningún otro día. Más de dos mil aficionados se dieron cita en el Palau de Son Moix. La ocasión lo requería.

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