Llegó el día más esperado de Rafel Nadal. Cuatro meses después de su último partido oficial, las semifinales del Abierto de Estados Unidos ante el argentino Juan Martín del Potro, contra el que se tuvo que retirar por una lesión en el tendón rotuliano de su rodilla derecha, el tenista de Manacor ha vuelto esta pasada madrugada a las pistas para competir. Lo hizo ante el jugador local James, invitado por la organización y perdido en la clasificación.

La falta de ritmo puede ser el principal problema para el campeón de Australia en 2009, que el 5 de noviembre puso punto y final a la temporada al someterse a una artroscopia en el tobillo derecho. Tanto tiempo sin competir -solo en 2012 jugó menos partidos que el año pasado, 48 por 49- afecta a cualquiera, aunque el jugador manifestó en rueda de prensa que tiene "buenas sensaciones".

Afronta Nadal el grande que menos satisfacciones le ha dado en su carrera deportiva. Una sola vez ha ganado, hace ya una década, pero ha estado muy cerca de conquistarlo de nuevo otras tres veces cuando alcanzó la final (2012, 2014 y 2017), las dos primeras perdidas de forma dramática. En 2012 cayendo ante el serbio Novak Djokovic en la que ha pasado por ser la final más larga en la historia de un Grand Slam, cinco horas y 53 minutos; y dos años después al caer ante el suizo Stan Wawrinka, ante el que nunca había perdido -le había ganado las once veces que se habían enfrentado hasta aquella fatídica final-, al sufrir un espasmo lumbar en el inicio del partido que le dejó sin opciones.

Nadal, que se presenta en Melbourne con novedades en el servicio que espera que le den resultado, evita a Novak Djokovic, número uno y gran favorito, hasta la gran final del día 27 de enero. Pero antes se las tendrá que ver con jugadores de nivel como el australiano Alex de Miñaur, el británico Edmund, el sudafricano Anderson -con el que perdió en la exhibición de Abu Dabi el pasado día 28- o, en semifinales, con el suizo Roger Federer, campeón en Melbourne los dos últimos años. No parte el campeón de veinte grandes como favorito para revalidar el título, pero siempre hay que tenerle en cuenta. Sin embargo, cada vez se hace más patente que Federer se encuentra en los últimos coletazos de su carrera, impresión alimentada por el propio tenista, que esta semana ya ha comentado que Wimbledon sería un buen lugar para retirarse.

Muchas de las opciones de Nadal en el torneo, al menos de llegar a las últimas rondas, pasa por que sus partidos no sean excesivamente largos. El campeón de 17 grandes sufre como pocos en pista dura y sus rodillas no están para muchos excesos. Nadal lo sabe e intentará en las primeras rondas solucionar sus partidos por la vía rápida para evitar un excesivo desgaste. Renunció a disputar el torneo de Brisbane en la primera semana de enero como consecuencia de unas molestias en el muslo izquierdo.

El tenista de Manacor, que espera que su mejor momento llegue con el inicio de la temporada de tierra, en el mes de abril, no se marca ningún objetivo. Solo tener salud, que las lesiones le respeten, que es el camino más corto para que lleguen los éxitos.

Nadal tiene posibilidades matemáticas de recuperar el número uno pero para ello necesita ganar de nuevo el título y que Djokovic no supere la tercera ronda, situación que tan solo ha ocurrido en las ediciones de 2005, 2006 y 2017. Los tres primeros cabezas de serie, Djokovic, Federer y Nadal, ya lo fueron hace diez años, cuando el mallorquín se alzó con el título.