Damià Seguí (Sóller, 1935-Palma, 2019) se va de este mundo dejando un recuerdo entre los que le conocieron de ser un ganador nato. Fue capaz de crear el que fue el restaurante-espectáculo más conocido de Europa, Son Amar, con quice millones de clientes durante cuatro décadas. Al tiempo, vivió al máximo su pasión deportiva: el voleibol, lo que le llevó a crear el Son Amar y, en 2014, el Can Ventura, al que hizo campeón de la Superliga desde Regional.

Nacido en Sóller casi de casualidad, ya que sus padres vivían en Argelia y se hallaban en Mallorca pasando las vacaciones, en un reportaje publicado en este diario en marzo de 2016, Seguí dice que nació español y su hermano Cristóbal fue francés dado que en aquel momento Argelia era colonia francesa. Su vida en este país del Magreb, en el que residió hasta los 28 años, le dio para ser testigo de los acontecimientos que, en el inicio de la década de los sesenta del pasado siglo, desembocaron en la independencia.

El empresario desaparecido regresó definitivamente a Mallorca en 1964. Contaba que su abuelo era el propietario de las fincas Son Amar y la Font Seca, lo que le permitió abrir un restaurante especializado en condimentar pollos y lechonas. El primer año fue "un desastre", contaba a José Jaume. Decidió entrevistarse con un touroperador danés para ofrecerle un paquete consistente en comidas y un espectáculo basado en bailes mallorquines. Constituyó el inicio de lo que después sería el Son Amar de los mejores años. El 1 de febrero de 2007 decidió vender el negocio, dando por concluida su etapa como empresario tanto de la restauración como del espectáculo.

Paralelamente, discurre su vocación por el voleibol, que llevaba en las venas. En su aventura en el Son Amar, empezando de cero, no paró hasta convertirlo en el mejor equipo español, hazaña que repitió con el Can Ventura.