Los seguidores del baloncesto, en especial los de la LEB Oro, conocen a la perfección quién es Fran Guerra. Un jugador interior que cuenta con un talento incuestionable y que se le caracteriza con un perfil dominador e intimidador en la zona por sus 2'16 de altura y su carácter luchador. Sin embargo, su actitud guerrera a veces le hace perder los papeles y protagoniza acciones conflictivas sobre el parqué. En su paso por el Iberojet Palma, el pívot canario ya ha dejado tres agresiones registradas que tienen descontento al club mallorquín.

La primera de ellas se produjo durante un amistoso de pretemporada. Un mal inicio de partido ante el Hestia Menorca de la LEB Plata, que llegó a dominar por 15 puntos, y una jugada con varios contactos en la lucha por el rebote encendieron su carácter agresivo. Tras esa secuencia, el canario bajó al balance defensivo pegado al jugador mallorquín Biel Torres, quien recibió un golpe de Guerra con el puño cerrado en la parte trasera de la cabeza. En esa ocasión, los árbitros, que no vieron la agresión, no sancionaron al jugador.

Sin embargo, sus dos últimas agresiones, que sí fueron vistas por los colegiados, han sido castigadas con sendas faltas antideportivas. En el anterior partido disputado en Melilla, Guerra, en una acción de ataque en el poste bajo, recibió un dos contra uno defensivo y golpeó en la cara con el balón a Txemi Urtasun, que cayó al suelo tras el impacto.

Una semana después, el pívot canario recibió la misma sanción en el partido del pasado domingo en el Palau de Son Moix contra el Covirán Granada, cuando en un contraataque de los andaluces frenó la acción del veterano Guillermo Rubio con un manotazo en la cara, en una acción que no tenía intención de ir a tocar el balón y que por tanto, también fue sancionado con una falta antideportiva.

No es la primera vez que Fran Guerra tiene problemas. Ya en el Ourense, hace dos temporadas en LEB Oro, tuvo un conflicto con su entrenador Gonzalo García de Vitoria. El jugador falló dos triples de forma consecutiva y no hizo las ayudas defensivas que tenía asignadas. En el tiempo muerto fue abroncado por su entrenador que vio cómo el jugador le alzaba el puño de forma amenazadora y dio una patada a una valla publicitaria. En sus manos queda poner punto y final a este historial de conflictos, sobre todo, para alguien que sueña verano tras verano con jugar en la ACB.