Manix Mandiola todavía hiperventilaba cuando compareció ayer en rueda de prensa. "Sabía que íbamos a sufrir, pero es que no hay manera de ganar tranquilos", señalaba el de Eibar tras la victoria de su equipo. "Debimos tener acierto en las contras y finiquitar el partido, pero no fue así", resumía el preparador.

Con el triunfo ante el Badalona, ocho son ya las victorias del equipo en Son Malferit, unos números que colocan a su equipo líder en la clasificación como locales: "Estamos dando muchos golpes encima de la mesa, ocho en casa llevamos ya, y los puntos valen lo mismo si los conseguimos aquí, que si los conseguimos lejos de Son Malferit".

El técnico de los blanquiazules, pese a los buenos resultados de su equipo en las últimas jornadas, se resiste a hablar de objetivos ambiciosos. "El primer objetivo debe ser salvarse y ya casi lo tenemos asegurado con 31 puntos, ahora vamos a intentar estar arriba, pero hasta el final de la temporada no se va a saber nada, está todo muy igualado", resumió. "Ha sido un partido extraño porque nunca ganamos de estrategia y vamos hoy (por ayer) y lo conseguimos. No ha sido un encuentro brillante, pero nos hemos amoldado a lo que nos ha exigido el rival y hemos tenido muchas más ocasiones que ellos. El año pasado nos salvamos en la última jornada y ahora estamos en una situación buenísima, vamos a disfrutar", analizó sobre el encuentro y la situación actual del equipo.

Por su parte Rubén González, que ayer se estreno en su faceta goleadora esta temporada, señaló: "Lo hemos dado todo en el campo para lograr que los tres puntitos se queden. Era el último partido del año en casa y estamos muy contentos". Sobre el próximo rival, el Lleida, comentó: "Sabemos que si ganamos en Lleida podríamos ser líderes provisionales. Ganar al líder siempre es bonito pero va a ser muy difícil".