La afición mallorquinista es como es, peculiar. Sufridora en exceso, pero exigente. No al nivel de la del Valencia, que es capaz de pedir la cabeza del entrenador que le ha clasificado para dos finales de Champions League tras encadenar un par de derrotas en la Liga, como le ocurrió a Héctor Cúper, o como le pasa ahora a Marcelino, que el pasado año clasificó al equipo ché de nuevo para Europa después de muchos años. Tampoco hemos hecho nuestra esta frase de “Viva el Betis manque pierda”, porque lo que nos gusta por estos lares es que el equipo gane.
Por eso, es muy meritorio y significativo que el Mallorca de Vicente Moreno lograra que el público de Son Moix le despidiera con aplausos y con un sonoro “Mallorca, Mallorca”, después de caer ante el Málaga por un apretado 1-2. Fue el reconocimiento de una afición sabia que supo valorar el esfuerzo hecho por un equipo que se dejó el alma hasta el último minuto en pos de conseguir sumar algún punto. Fue una derrota indolora, aunque le ha costado al equipo perder su posición en la zona privilegiada del play off de ascenso. La hinchada intuye que los hombres que llevan el escudo del Mallorca se lo están dejando todo para estar lo más arriba en la clasificación y que no pierden la cara ante ningún rival, ni siquiera ante un recién descendido lleno de calidad como el Málaga. El duelo entre un rico venido a menos y un pobre enriquecido en fútbol y autoestima, que es lo que le queda después del palo del pasado sábado. No es un mal bagaje para encarar la semana que se inicia, con la visita a otro histórico como el Sporting de Gijón.
Cruel derrota del Palma Futsal
De otro cariz es la derrota encajada por el Palma Futsal en un palacio de Son Moix abarrotado. Los hombres de Vadillo se habían adelantado en el marcador y vieron cómo su rival, el ahora líder ElPozo, les remontaba casi sobre la bocina. Fue un duro palo para el equipo y la afición, que se había ilusionado con el gol inicial, pero que se marchó desilusionado tras el marcador final, sobre todo porque intuye que a este Palma le falta todavía un punto de calidad y, porqué no, de suerte a veces, para poder batir a rivales que le superan en presupuesto y posibilidades de plantilla.
Una debacle africana
Peor fue la derrota del Iberojet en la Leb Oro después de tres victorias consecutivas que habían devuelto las esperanzas en este equipo. En Melilla se vio la cara b del conjunto de Alonso, que fue el primer crítico con el decepcionante papel de sus hombres, que tiraron el partido durante tres cuartos del mismo. Remontar así es imposible. Es un toque de atención para saber que si el equipo no juega concentrado todo el tiempo la igualdad de la categoría penaliza al que no lo pone todo.
