El partido se podría haber acabado a los siete minutos. Fue el momento en que Hugo Díaz marcó el gol que ponía en ventaja al Atlético Baleares y abrió el camino a la primera a domicilio de los blanquiazules en toda la temporada. En la segunda parte, el equipo de Mandiola reaccionó raudo al empate de los locales con otros dos goles de su capitán Fullana. El Ebro, el rival de este mediodía en La Almozara, demostró con creces porqué se encuentra en zona de descenso. No juega a nada, no hay por dónde meterle mano a un equipo limitado como pocos. El equipo de Mandiola, con el gol en el bolsillo, decidió exponer lo mínimo para llevarse tres puntos de oro al imponerse por 1-3.

Hugo Díaz marcó tras elevar el balón por encima del guardameta local Salva. Lo más difícil estaba conseguido. Jugar en un campo como el del Ebro, estrecho, incómodo para todo el mundo, espectadores incluidos, obliga a ser práctico. Y esa fue la mejor virtud de los blanquiazules, que no se complicaron la vida. Consiguieron lo que pretendían, tener alejado el balón de la portería de Klaus, que durante la primera parte fue un mero espectador ante la nulidad de los delanteros locales.

Estos primeros cuarenta y cinco minutos estuvieron protagonizados por las interrupciones continuas, hasta el punto de que el colegiado añadió cinco minutos hasta pitar el final del primer tiempo. Y es que continuamente jugadores de uno y otro equipo estaban tendidos sobre el terreno de juego, producto de los golpes recibidos. El que se llevó la palma fue el central del Ebro Jon Ander, que acabó el primer periodo, y el partido para él, con un aparatoso vendaje en la cabeza.

La segunda parte siguió los mismos derroteros. El Atlético Baleares, que se presentó en La Almozara sin dos de sus jugadores más desequilibrantes, Canario y Samu, siguió muy serio, sabiendo en todo momento lo que tenía que hacer. Hugo Díaz, autor del gol, buscó el segundo a los seis minutos de la reanudación con un disparo que se fue por muy poco.

Parecía que el partido se le había puesto definitivamente de cara al Atlético Baleares cuando el Ebro se quedó con diez tras ver Liñán la segunda amarilla por una clara falta a Fullana en el minuto 56. La consigna, ya sí, era esperar que transcurrieran los minutos sin que pasara nada. Pero no fue así.

Parecía que el Atlético Baleares no debía temer por el resultado. Por muchas razones, pero sobre todo por una: los hombres de Mandiola, que vivió posiblemente su partido más tranquilo desde el banquillo, jugaban muy concentrados, solidarios y con continuas ayudas.

Pero el fútbol es caprichoso. Y cuando parecía que el trabajo estaba hecho, el Ebro, con uno menos desde el minuto 56, empató por medio de Rodrigo. Era el minuto 68. La alegría le duró poco a los locales porque tres minutos después Nuha provocó un penalti, claro, transformado por Fullana. Y el capitán balearico sentenció en el 74 con un gran gol, el cuarto de su cuenta particular esta temporada.

En definitiva, victoria justa del Atlético Baleares, que está dispuesto a no salir de las plazas de promoción de ascenso.

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