El que fuera tenista y ahora entrenador de pádel, Mateu Palmer, dirigirá a partir del próximo domingo a la selección de Finlandia de pádel femenino en el Campeonato de Mundo que se celebra en Paraguay. Palmer, junto a la jugadora Patricia Miró, emprenden vuelo a Asunción el próximo viernes para disputar la cita que reúne a las mejores dieciséis selecciones del mundo.

La historia de cómo Palmer se ha convertido en seleccionador del combinado femenino finlandés de pádel es del todo punto rocambolesca. El extenista entrena desde hace un año y medio a Miró, que fuera en su día campeona de España de tenis en categoría sub'16. De madre finlandesa, posee la doble nacionalidad y es la vigente campeona absoluta de Finlandia. Como mejor jugadora del país nórdico, es la número uno del equipo. Cuando el seleccionador de Finlandia se vio obligado a renunciar por motivos personales, a Miró le preguntaron si conocía a alguien que se pudiera hacer cargo de la selección. "Mi entrenador es muy bueno", dijo la número uno del equipo finlandés. Dicho y hecho. La Federación Finlandesa se puso en contacto con Palmer, que aceptó encantado.

"Es una buena oportunidad para mí, tengo una alegría inmensa", asegura el director del Pins Pádel Club, aunque es consciente de las limitaciones de su equipo en un Mundial donde coincidirá con las mayores potencias mundiales de este deporte. "El objetivo es no quedar el último", admite el seleccionador de Finlandia, pero para esta selección ya es un éxito haberse clasificado entre los mejores del pádel mundial. "En la fase de clasificación quedaron segundas, y se metieron en la repesca", explica.

Palmer, que no cobrará por ocupar el cargo -"voy con los gastos pagados", aclara-, desconoce lo que hará cuando finalice el Campeonato del Mundo el próximo 4 de noviembre, "pero ya me han dicho que les gustaría contar con alguien que se desplazara a Helsinki una vez cada dos meses para supervisar el pádel finlandés".

No teme por su puesto en el caso de que su selección quede la última en el Mundial. "Para mí es un regalo, no creo que suceda", cuenta entre una carcajada un hombre feliz como pocos.