La semana ha estado marcada por un acontecimiento que no ha tenido que ver con la competición propiamente dicha: la tragedia que ha asolado estos días Sant Llorenç des Cardassar y que ha puesto de manifiesto la solidaridad del mundo del deporte y de los deportistas, desde los de más alto nivel a los más humildes, para volcarse con quien lo ha perdido todo, como demostrativo de que las catástrofes sacan a veces a relucir lo mejor de los seres humanos.
Las páginas de los medios de comunicación han recogido profusamente los gestos de campeones como Rafel Nadal, que se ofreció a ceder las instalaciones de su centro de tenis desde el primer momento a los damnificados, y que dio ejemplo participando personalmente en las tareas de limpieza de Sant Llorenç, con una imagen que ha dado la vuelta al mundo. El manacorí no ha sido el único gran deportista mallorquín que ha puesto de su parte para tratar de conseguir que los vecinos afectados reciban toda la ayuda posible. También hemos visto a Rudy Fernández incitando a la compra de camisetas solidarias u otros haciendo otros llamamientos a la solidaridad. Pero también cabe señalar los pequeños e importantes gestos de otros deportistas no tan mediáticos, pero que han aportado su granito de arena. Ayudando en lo posible a la reconstrucción del campo de fútbol de la localidad han estado muchos jugadores de equipos del fútbol balear. Otros clubes han destinado la recaudación de sus partidos y otros han organizado eventos para conseguir fondos con los que se puedan reconstruir vidas y enseres afectados. Se ha demostrado una vez más la grandeza del colectivo, lo que es todo un motivo de orgullo para los que amamos el deporte como actividad que mejora a la persona humana.
Podredumbre
Contrapunto a todo esto ha sido una información que ha puesto de manifiesto el peligro que suponen otras personas que se quieren aprovechar de la limpieza del deporte, a causa de las apuestas on line. Ha sido en el caso de posible amaño de un partido, no de categoría inferior sino de la máxima competición del fútbol europeo, al detectarse una supuesta apuesta fraudulenta por valor de cinco millones de euros que afectaría al resultado del partido PSG-Estrella Roja. Un directivo serbio habría apostado esa cantidad a que su equipo perdería por más de cinco goles. El resultado final fue de 6-1. Lo inquietante es pensar que si es posible amañar un resultado así en una Champions, qué fácil debe ser hacerlos en otras categorías donde los protagonistas no son gente de sueldos millonarios, sino mucho más humilde. Hay que llegar al fondo de este y otros casos para evitar que el cáncer de los resultados amañados se extienda por el mundo del deporte.
