Estaba acostumbrado a superarse a sí mismo. Había ganado numerosos reconocimientos deportivos como destacado fisicoculturista, tanto a nivel nacional como internacional. Está considerado uno de los portentos físicos en su disciplina y es una referencia dentro de esta modalidad. Sin embargo, la vida le deparaba superar dos duros golpes, dos enfermedades graves, un cáncer en 2016 y una peritonitis aguda en 2017. Estos dos contratiempos le hicieron plantearse dejar su vida deportiva, a la que se dedica profesionalmente. Sin embargo, sacó fuerzas en la adversidad y se acaba de proclamar campeón del Open Nacional BigMan, uno de los más importantes en España. Además, acaba de ser padre de una niña. Es el mallorquín Xisco Serra (Palma, 1974).

-Usted es protagonista de una historia de superación. ¿Qué sensaciones tuvo el pasado fin de semana cuando ganó el Open Nacional BigMan después de superar un cáncer y una peritonitis aguda?

-Aunque suene extraño, esperaba ese momento desde hacía justo tres años. En 2015 realicé una exhibición en el Campeonato Balear y prometí que volvería. El destino no me permitió hacerlo antes, pero dentro de mí, todas las mañanas al despertar, un motor motivacional me hacía sentir que debía seguir luchando día a día hasta que llegara de nuevo el momento. Son muchas vivencias sucedidas durante todo este tiempo y no tenemos espacio para contarlas todas en detalle, pero te puedes imaginar que subirme al escenario frente a mi público, con mi mujer orgullosa y mi preciosa hija de tan solo un mes y medio, ha sido quizás el mejor momento de mi carrera tras 69 competiciones a mis espaldas en 24 años.

-¿Qué pensó al levantar el trofeo?

-Una frase que nos hemos repetido mi pequeño grupo y yo a diario (mi mujer, mi preparador y yo): Lo hemos vuelto a hacer. I'm back!!

-Detrás de esa copa ha habido mucho sacrificio, dolor, tesón y constancia. ¿Pensaba volver a ganar en su vuelta a la competición?

-No, no pensaba volver a competir. De hecho trabajo siempre por objetivos marcados en un documento de word en mi ordenador personal y eran los siguientes: Recuperar mi mejor forma para el nacimiento de mi hija, realizar una sesión fotográfica actual y no vivir de imágenes del pasado y realizar una exhibición y dejar al público con la boca abierta. Así pues, decidí la misma mañana de la competición inscribirme a última hora sin que nadie lo supiera. El plan era levantarme el domingo y mi mujer, que es mi mayor crítica, decirme si me veía competitivo para ganar o quedar por lo menos en los primeros puestos. Envié las fotos de control a mi preparador, que se encontraba en ese momento en Orlando (EEUU) y ambos coincidieron: "Estás tremendo, así que a por ello!!".

-¿Cómo se motivaba?

-Teniendo un motivo para levantarme cada mañana. Esa es la clave y créeme que nos pondríamos las manos en la cabeza de saber cuánta gente no tiene ese motivo? se levantan porque no les queda más remedio. Yo tenía dos motivos todos los días: Saber que podía conseguirlo, solamente no debía tirar la toalla. Ser el ejemplo para mi hija y poder decirle en momentos delicados de su vida: "papá jamás se rindió, y por eso estas tú aquí". Ya que aunque sea otro tema a tratar, ser padre era también otro de mis objetivos propuestos en estos últimos dos años y aunque no fue fácil, también lo conseguí, lo conseguimos.

-Si una preparación de un físicoculturista es dura, tras un cáncer y una peritonitis debe ser casi un imposible.

-El problema mayor que tuve fue que debido al cáncer y la operación del melanoma y extirpación de varias glándulas, todo mi sistema hormonal interno falló, se vino abajo de la noche a la mañana. De repente nada funcionaba, mi cuerpo no asimilaba los nutrientes, las sensaciones entrenando eran horrorosas y todo lo que en el pasado había ido de fábula, ahora no servía de nada. La frustración era inevitable. Entré en la etapa de resiliencia, que fue la más dura, insistí varios meses hasta que entendí que debía realizar un reset completo. Me puse en contacto con el mejor profesional en la materia que tenemos en el país, el doctor Antonio Hernández y tardamos un año en regenerar mi organismo. Durante ese tiempo además pude dejar embarazada a mi esposa con 48 años que tenía ella (ha sido madre de nuevo con 49) y de repente todo recobró sentido y entendí que en la vida "todo ocurre por alguna razón".

-Al escuchar la palabra cáncer, ¿qué sintió, qué pensó?

-Es una palabra que asusta, y mucho. Cuando me dieron la noticia fue como un jarro de agua fría y se me cayó el mundo encima. Mi primer pensamiento fue: cómo se lo digo a mi mujer. Tras la primera operación, durante unos meses entré en una semi-depresión que me hizo pensar muchas cosas, entre ellas cerrar el negocio e irnos a otro país, empezar de cero. Lo peor de verte así es que arrastras a la persona que está a tu lado. Soy fuerte, pero si yo caigo, ella cae conmigo y eso es algo imperdonable, así que no me quedó más remedio que levantarme y continuar. Y eso hice.

-En esos momentos, ¿se da cuenta uno lo insignificante que es y el relativizar los problemas?

-Sí, y todo cobra relevancia y relatividad? entiendes que lo que pensabas que era importante deja de serlo y las cosas cotidianas, las más simples, adquieren una relevancia suprema.

-Ese melanoma le cambió la vida.

- Sin duda, me ha convertido en mejor persona.

-Y luego una peritonitis aguda que le dejó KO.

-Eso sí que no lo esperaba? me encontraba recuperándome mejor que nunca y una mañana de lunes, un 24 de julio concretamente, ¡zas!, sentí un dolor agudo en la parte baja del estómago y cuando llegué a urgencias el médico que me atendió después de hacerme varias pruebas me dijo: "Xisco, esto tiene muy mala pinta, se te ha perforado el cólon sin motivo aparente y hay que operarte urgente hoy, esta misma mañana". Al cabo de unas horas entraba en quirófano de la clínica Miramar de Palma y desperté en la UCI. No podía creer ni entender porqué había ocurrido aquello en ese preciso momento estando mi mujer de 39 semanas de gestación a punto de dar a luz?

-Y cuando parece que todo es negro... una inmensa alegría, nace su hija.

-Estando en la UCI mi único pensamiento era: sal de aquí rápido que no me perdono que nazca mi niña y yo esté tumbado en esta cama. Tras cuatro días de UCI me pasaron a planta y ya comencé a ver la luz de nuevo. Pero la naturaleza es sabia y entendí que hasta que no estuviera totalmente recuperado Maria no nacería? ella esperaría a su padre y así fue. Hasta que me dieron el alta y volvimos a casa no llegó el parto. El resto ya es historia que jamás olvidaré: creo que no existe nada comparable a ver nacer a tu propia hija del vientre de su madre.

-Usted ha afrontado la enfermedad de manera muy natural y anunciándola incluso en las redes sociales, ¿hay que romper tabús y afrontar esas situaciones de manera natural?

-Sí, para lo bueno y para lo malo, pero siempre lo hago en positivo, jamás me quejaré de nada en público, jamás una palabra o gesto negativo y al final consigo cambiar el prisma y ver siempre el vaso medio lleno, ver lo positivo de las cosas, que siempre las hay. Solo hay que buscar el ángulo adecuado.

-¿Qué le diría a esa gente que lucha cada día contra esa enfermedad?

-Soy una persona afortunada y soy consciente de que en ese sentido tuve suerte, me lo cogieron a tiempo y a día de hoy solo queda una cicatriz que me recuerda que tu vida puede cambiar en un abrir y cerrar de ojos, y las revisiones semestrales de por vida. Pero hay personas que luchan a diario, quimioterapia, tratamientos agresivos y muchos no lo consiguen. Si se me permite dar algún consejo, sería para las personas en general que están pasando un bache o un mal momento, ya sea físico o emocional: nunca tires la toalla, nunca abandones tu sueño, cree en ti y no permitas que nadie te diga que algo no se puede. Se puede si se cree poder porque las mayores barreras que existen son las mentales. Y, para finalizar, estoy totalmente convencido al 100% de que todo en la vida ocurre por alguna razón, todo. Doy las gracias a todos los equipos médicos y humanos que durante estos años han ayudado en mi salud. A todas las personas que en los malos momentos han estado ahí y no han dejado de creer en mí y muy en especial a mi coach Francisco Espín y a mi mujer Magdalena en ayudarme siempre y darme el mejor regalo de la vida que es nuestra hija. Os estaré a todos eternamente agradecido.