El Abierto de Estados Unidos que empieza hoy debe decantar la balanza a favor de alguno de los tres grandes tenistas de todos los tiempos que continúan en activo. Roger Federer, vencedor en Australia, Rafel Nadal en Roland Garros y Novak Djokovic en Wimbledon, aspiran a sumar su segundo grande del año que culminaría para el que lo consiguiera un año de ensueño.

Nadal aspira a su cuarto US Open, tras los obtenidos en 2010, 2013 y el pasado año al derrotar en la final al sudafricano Kevin Anderson, en un duelo sin historia. Esto quiere decir que el torneo neoyorquino es el grande que mejor se le da después de Roland Garros. El mallorquín se siente cómodo en estas pistas y disfruta de todo lo que rodea al torneo, típicamente norteamericano.

Nadal debutará esta próxima madrugada (no antes de las 3 horas) a su compatriota y amigo David Ferrer, con quien se ha enfrentado treinta veces y con un balance de 24 victorias y seis derrotas. No será un partido más entre estos dos jugadores, probablemente el último después de que el alicantino haya anunciado que se retira del tenis en 2019 y que el US Open será el último grande que juegue. "Jugar contra Nadal en el US Open es un regalo", ha afirmado el de Xàvea.

Un triunfo ante Ferrer dejaría a Nadal con un teórico recorrido en el que podría encontrarse al eslovaco Lukas Lacko (77) o al canadiense Vasek Pospisil (88), el ruso Karen Khachanov (27), el inglés Kyle Edmund (16), el surafricano Kevin Anderson (5) y Del Potro (3) en semifinales. Evita a Djokovic, que viene de ganar Cincinnati, o Federer hasta la final. El mallorquín acabará el año como número uno si alcanza las semifinales o el suizo no conquista el torneo.

Por primera vez este año, tanto en la pista Arthur Ashe Stadium como en la del nuevo Louis Armstrong albergarán un calendario de partidos nocturnos, en los que estará ubicado con total seguridad el tenista de Manacor.