Javier 'Manix' Mandiola (Eibar, 1960) ha demostrado ser un hombre palabra. En febrero, su primer mensaje como nuevo entrenador del Atlético Baleares fue afirmar que venía a sacar al equipo del pozo y con la intención de empadronarse en Palma para quedarse mucho tiempo. Salvó al club blanquiazul del descenso y recientemente ya ha mostrado en redes sociales su certificado de empadronamiento en Ciutat. Este sábado, en Castalia ante el Castellón, arranca el segundo capítulo de la era Mandiola como técnico balearico.

P Después de cumplir con lo prometido, ¿se atreve con algo más en esta nueva temporada que empieza?

R Lo único que puedo prometer es que el balearico estará orgulloso de su equipo. Que luego lo consiga es otra cosa. En ese momento fue un convencimiento que tenía. Hubiese considerado un fracaso venir al Baleares a intentar salvarlo y no conseguirlo. El acierto fue lograr convencer de ello también al entorno y entre todos lo sacamos.

P ¿Cómo pasó el verano después de un final de Liga tan intenso?

R Me quedé en la isla la semana después de terminar la Liga y llegué a Palma unos días antes de la pretemporada. Han sido unas vacaciones, pero quizás es el momento más intenso porque es cuando más tiempo te dedicas a pensar y reflexionar para acertar en los fichajes.

P Ahora que empieza un nuevo curso con el contador a cero, ¿qué sello quiere ponerle a su equipo?

R Quiero hacer llevadero el día a día y lograr que el equipo sea una familia. No es fácil porque luego habrá jugadores que tengan menos minutos y no es agradable para el colectivo. Para que a uno le vayan bien las cosas, otro tiene que estar en el banquillo.

P ¿Mandiola se adapta a lo que tiene en la plantilla o trata de inculcar un criterio o idea de juego?

R Trato de adaptarme a lo que hay. Si tu tienes dos porteros que van bien por arriba, no te preocupará que te lleguen centros al área. En caso que se muevan mejor bajo palos, buscaré que los centrales sean altos y vayan bien de cabeza para compensarlo. Hay que intentar optimizar de la mejor manera posible las armas que tienes. Ahora mismo tenemos argumentos para adaptarnos a cualquier circunstancia adversa.

P Reconoció hace una semana que tiene una plantilla corta cuantitativamente. A nivel cualitativo, ¿considera que arranca con mejor plantel que cuando llegó?

R Cuando llegué me encontré con una dinámica que lastraba mucho la moral de los jugadores. Tal vez ahora la gente llega virgen y el entorno positivo te puede hacer pensar que somos mejores. Pero yo creo que la plantilla del año pasado ya tenía calidad porque, si no, no hubiésemos sacado veinte puntos en los últimos diez partidos.

P Oinatz Aulestia y Xisco Hernández eran dos puntales para el equipo por calidad y rendimiento. ¿Trató de influir para cambiar el rumbo de sus salidas?

R Tenía buena relación con ambos, pero en una empresa como esta hay muchos factores e intereses que influyen en la configuración de la plantilla y cada uno tiene su versión. Sumando los pro y los contra, se llegó a esa conclusión. Con Aulestia no hubo debate porque ya tenía decidido marcharse. Evidentemente me hubiese gustado que se quedara. En el caso de Xisco las negociaciones no llegaron a buen puerto. Pero yo me centro en los que estamos ahora.

P El domingo pasado le vimos en Son Moix. ¿Qué diferencias encuentra,usted que lo ve desde otra óptica, en la manera de vivir el fútbol de balearicos y barralets?

R No puedo compararlos porque solamente he estado una vez en Son Moix. Fui a ver el Mallorca-Osasuna porque tuve a Iagoba Arrasate muchos años como jugador. Tenemos muy buena relación personal y fui a verle antes al hotel. Mis colores está claro que son los blanquiazules.

P Andrés Llistó, excapitán del Atlético Baleares, dijo en una ocasión que "el sufrimiento es el pan del balearico". ¿Lo corrobora después de lo vivido el año anterior?

R Para mí el Baleares es la madre del cordero. Me recuerda al Eibar, en el fútbol vasco, que ha logrado salir adelante y está en Primera. También lo podría comparar con el Rayo en Madrid. Al final, por más que seas el hermano pobre, puedes terminar compitiendo con el hermano mayor. El año pasado se vivió porque el Mallorca también estaba en la misma categoría, aunque con prestaciones distintas.

P Volviendo a su discurso tan directo y firme, ¿ha sido una de las claves para conectar con una afición acostumbrada a tener que superar obstáculos?

R Traté de desdramatizar la situación. No solamente los jugadores se ganan la vida trabajando en el club y ya nos poníamos la venda antes de la herida porque todavía no habíamos bajado. Tampoco se acaba el mundo porque uno pierda su trabajo. Todos conocemos a gente que se ha quedado sin trabajo y no se han muerto. No podíamos rendirnos sin haber puesto todo de nuestra parte para evitarlo.

P Otro elemento imprescindible en esta ecuación es la propiedad. ¿Cuales son las expectativas que Ingo Volckmann les ha transmitido?

R En el vestuario todavía no hemos tenido una charla con él. Ha estado dos o tres veces con nosotros en el entrenamiento como un aficionado más. Pero de momento no nos ha mandado un mensaje. El señor Volckmann ya sabe lo que nos jugamos, por qué y para qué estamos aquí. No hace falta que nos diga que hay que ganar el sábado. Volver a la normalidad nos puede dar muchos puntos. En ese camino estamos.

P Volckmann es un dirigente exigente. Desde su llegada al club, cuatro veranos atrás, ningún entrenador completó una temporada entera. ¿Le estimularía ser el primero?

R Tengo otros retos más importantes. Tengo claro que el día que no esté aquí será porque algo no funciona o hay que mejorar el rendimiento. No le dedico ni dos segundos a pensar en ello. Quiero que estemos medianamente orgullosos de nuestro trabajo se gane, empate o pierda. Ya veremos hasta donde nos lleva nuestra capacidad. Lo que haya sucedido antes no me quita ni me da. Solamente me vale para mí mismo enganchar a la gente. Prefiero quedar el décimo haciendo disfrutar, antes que tercero pero decepcionarles y que nos piten.

P También podrá ser el primero en sentarse de nuevo en el banquillo del Estadi Balear. ¿Qué le sugiere?

R No me he puesto a pensar en ello porque no he vivido como era jugar antes un encuentro allí. Inaugurar un estadio nuevo está muy bien pero a mí lo que me gusta es el fútbol. Me gustaría volver a ser futbolista porque ahí es donde está la esencia. Luego estamos los entrenadores, afición, periodistas y resto del entorno. Pero el protagonista es el futbolista.

P ¿Pero entiende que emocionalmente es una de las ilusiones de ese entorno de cara a la nueva temporada?

R Evidentemente. Además nos favorece que en lugar de solamente puedan venir un tope de 1.800 balearicos a Son Malferit, el día que quieran venir 5.000 podrán hacerlo sin problema. Si a la mayoría de jugadores les motiva y sirve como punto para sumar, estupendo. Pero como si me hablas del campo del Real Madrid. Prefiero ganar en Son Malferit antes que empatar en el Santiago Bernabéu.