Con una sonrisa de oreja a oreja, con su presea al cuello y recibido por una gran comitiva en el aeropuerto de Son Sant Joan. Así aterrizó esta mañana Joan Lluís Pons, tras conquistar el pasado jueves la medalla de bronce en la prueba de los 400 metros estilos de los Campeonatos de Europa de natación de Glasgow.

"Llegar a tu tierra y que haya tanta gente que ha venido a verme es el verdadero premio. Muchos amigos de mi pueblo, gente del club, compañeros de entrenamiento, buenos amigos de la familia€ Esto es una pasada. Solo puedo estar agradecido", ha reconocido el solleric tras su gran triunfo en los Europeos.

La suya ha sido una presea de bronce con sabor a oro, por lo inesperado de la consecución y por el agónico final que le condujo al tercer escalón del podio: "En los ranking se intuía que se podía luchar por este bronce, pero aún así lo veía bastante lejos. La competición se me había hecho excesivamente larga, había mucha gente en la prueba de estilos que contaba con un nivel muy elevado, pero hice unas buenas eliminatorias para poder meterme en la final y ahí supe aprovechar la oportunidad, leer bien la carrera y finalmente rascar una medalla".

El mallorquín realizó una final casi perfecta saliendo por la calle 7 muy fuerte desde el principio. Pons terminó la final tercero con un tiempo de 4:14.26, a 3.61 del ganador, el húngaro David Verraszto. Segundo fue el británico Max Litchfield (a 35 centésimas).

Pese a su 1,69 de altura y sus 62 kilos, lejos de los cánones que mueven las grandes figuras de la natación, cuando Joan Lluís Pons pone su cuerpo a remojo, la envergadura pasa a un segundo plano. El mallorquín apostó por una táctica agresiva.

Llegó a la final con la sexta mejor marca, pero en la prueba definitiva se colocó en tercera posición tras el segundo largo de espalda. "Llevaba ya un tiempo apostando por este tipo de estrategia. Tenía claro que tenía que salir más rápido, debía intentarlo, no podía descolgarme en el inicio de la prueba. Apreté desde un inicio y al final lo pagué un poco caro, pero aguanté", ha explicado.

El joven nadador, de 21 años, contará ahora con unos días de vacaciones, "hasta el próximo 1 de septiembre", cuando tiene previsto empezar nuevamente la temporada. "Me apetecía muchísimo poder estar en Mallorca unos días de relax con mi gente. Empecé a trabajar hace ahora casi un año,, así que mi intención ahora mismo es tener unos cuantos días de tranquilidad y descanso", ha relatado el mallorquín.

"Para el año que viene las dos competiciones más importantes que tenemos en mente son el Mundial de piscina de 25 y el de 50, que es la distancia olímpica. Espero poder prepararlos lo mejor posible y ver cómo van las cosas. El clasificatorio para el Mundial será en Pascua, por lo que en esa época tengo que estar ya con marcas de buen nivel para poder meterme", ha confesado el de Sóller.