En estos veinte años el Palma Futsal las ha visto de todos los colores. Pero lo importante es que ha ido aprendiendo sobre la marcha y subiendo escalones hasta el punto de que, da la impresión, todavía le quedan algunos por subir. Y esta ambición que desprende el proyecto que lidera el presidente Miquel Jaume y el gerente José Tirado es la gasolina que anima a mirar al futuro con optimismo. Pero no hay que engañarse. Este club se merece un título o, al menos, llegar a una final, pero no lo necesita para sobrevivir. Ha roto todos los tabús a medida que han ido pasando los años. No hace tanto siempre se oía aquello de que el fútbol sala no interesa o que la afición mallorquina no es caliente y que solo acude a los partidos contra los grandes. El Palma Futsal ha demostrado que eso no es cierto. Por eso es un cumpleaños tan feliz.