Wimbledon comienza este lunes y será el marco de una nueva lucha por el número uno esta temporada entre Nadal, líder de la ATP y Federer, defensor del título que busca su novena corona en el All England Club, cuando se cumplen diez años de la considerada mejor final de la historia de este torneo y por ende el mejor partido jamás disputado.

Diez años han pasado de aquella final histórica, disputada un 6 de julio (6-4 6-4 6-7(5) 6-7(8) y 9-7 en cuatro horas y 48 minutos). Nadal ganaría luego la de 2010 (a Tomas Berdych), y Federer completó en el 2018 su octavo entorchado en La Catedral.

Uno con 32 y el otro a un mes de cumplir 37 años, respectivamente, han madurado como personas y como deportistas, y los dos coinciden en que si uno de ellos no hubiera coexistido, no hubieran llegado tan lejos (Federer tiene 20 Grand Slams y Nadal 17) y nada de esta magia y de la considerada mayor rivalidad histórica de este deporte se estaría viviendo aún.

Wimbledon espera también al serbio Novak Djokovic, que aunque no se da a sí mismo como favorito, llega tras alcanzar la final de Queen´s y con tres históricos triunfos en el tercer grande de la temporada, y ansía conocer hasta dónde puede llegar la ambición del alemán Alexander Zverev. El teutón, con 21 años y 86 días, podría convertirse en el más joven campeón desde su compatriota Boris Becker cuando ganó el título en 1986 con 18 años y 226 días. El cuadro tiene, junto a Zverev, a once jugadores con 21 años o menos.

No hay que perder de vista al finalista el año pasado, el croata Marin Cilic, ganador en Queen´s, y al siempre esperado regreso del argentino Juan Martín del Potro. Ambos aspiran al segundo Grand Slam de sus carreras.

El escocés Andy Murray confirmó ayer que no disputará Wimbledon debido a su lesión en la cadera de la que sigue recuperándose y que, pese a volver a las pistas hace dos semanas en el torneo londinense de Queen's, le ha mantenido renqueante.