Es difícil encontrar un momento peor para anuncios de este calibre. Cuando Julen Lopetegui debería estar centrado al máximo en la selección española, que debuta en apenas 48 horas en el Mundial, se descubre que el técnico ha estado negociando con el Real Madrid. Es algo impresentable y que deja por los suelos la imagen del vasco, que por mucho que le pase el tren de su vida, debería haber mostrado algo más de compromiso. Es que no hay que olvidar que firmó hace solo tres semanas su renovación como seleccionador, algo que ya era un regalo de por sí por su escaso currículum, al menos hasta el momento. Además, el Real Madrid, una de las banderas del patriotismo nacional, ha demostrado que le importa un bledo desestabilizar al combinado en su cita más importante de los últimos cuatro años. Porque cualquier cosa que suceda en el próximo mes siempre tendrá una lectura en clave blanca. Con un añadido, si Lopetegui naufraga en Rusia, ya será un cadáver deportivo cuando sea presentado en el Bernabéu. La torpeza de este sorprendente movimiento no tiene limite y deja retratados a sus protagonistas.
