"Ganar once veces el mismo torneo es algo único, y está mal que yo lo diga", dijo Rafel Nadal en la abarrotada sala de prensa de Roland Garros, donde, como es ya costumbre, es recibido por la prensa con una cerrada ovación. "No tengo tanto tiempo de pensar lo que supone ganar once veces un mismo torneo porque viene gente al vestuario, debo pasar el control antidopaje, os atiendo a vosotros y después llega la cena. Pero soy muy consciente de lo que he hecho", aseguró.

La lesión que sufrió en la mano izquierda en forma de calambre en el tercer juego del tercer set ocupó un largo espacio en su intervención. "Era un calambre", explicó. "Tenía esperanzas de que con el paso de los minutos podía pasar, pero tengo claro que no me hubiera ido de la pista en ningún caso, y hubiese jugado incluso con la mano derecha", comentó.

Reconoció que haber ganado Roland Garros le da "tranquilidad para el resto del año. Supone sumar un título en el torneo más importante para mí. Ya he ganado dos Masters 1.000, un 500 y prácticamente me aseguro participar en la Copa de Maestros".

En la víspera de la final, su entrenador Carlos Moyá dijo que Thiem sufre altibajos mentales durante los partidos. Nadal no cree que ayer fuera así. "No se ha salido del partido prácticamente en ningún momento. A lo mejor se ha dejado ir en el 4-2 del tercer set, pero él ha tenido opción de hacerme break en el segundo. Hasta el final vi el partido muy igualado", añadió el rey de la tierra parisina.

Preguntado qué puede mejorar un jugador que ha ganado once veces el mismo torneo, y no uno cualquiera, Nadal respondió: "Siempre hay que mejorar, todo el mundo tiene que mejorar. No se sabe dónde está el límite de uno", comentó.

El tenista de Manacor, que compareció casi tres horas después de levantar el trofeo, explicó sus sensaciones cuando se le vio llorar sobre la tarima en la ceremonia de entrega de premios. "Recordé los momentos difíciles por los que he pasado en los últimos meses. He pasado muchos meses con problemas y ganar torneos en tierra y, sobre todo, aquí, es muy emocionante. Personalmente es increíble para mí", subrayó. Sobre cuándo parará de ganar, dijo: "Tengo 32 años y no puedo luchar contra el tiempo. Si hace cinco años me dices que estaría aquí celebrando el undécimo no me lo hubiera creído, por eso estoy tan agradecido a la vida por las muchas cosas buenas que me pasan", señaló.

Como es habitual, Nadal no piensa en el ránking -con su victoria en París conserva el número uno- ni en intentar atrapar a Federer en títulos de Grand Slam, 17 por 20: "No pienso en el ránking. El título significa mucho en el torneo más importante del año para mí". En cuanto a intentar alcanzar a Federer, más o menos lo mismo: "Soy ambicioso, pero no estaré frustrado si no gano los mismos o más grandes que Roger. Soy feliz con los que tengo, 17 es un número increíble. No me obsesiono con este tema", dijo.

Nadal, que confesó que el momento más difícil del torneo lo vivió ante Schwartzman, "con set y break abajo", no sabría comparar el nivel de alegría de su undécimo título con el primero. "No me acuerdo, el primero es especial, pero el de hoy tiene la dificultad de que vas cumpliendo años".