Ha habido muy poca historia en la reanudación del partido entre Nadal y Schwartzman. Toda la que ha querido el tenista de Manacor, que ha dado un auténtico recital en la pista central para llevarse el partido por 4/6, 6/3, 6/2, 6/2 en tres horas y 42 minutos. Ha sido el Nadal de las grandes ocasiones, el que no falla en los momentos clave, y el que pasa por encima de sus rivales. En 103 minutos de reanudación, Nadal le ha hecho un parcial de 16-4, una auténtica barbaridad. Mientras Nadal hablaba en rueda de prensa, todavía no conocía su rival, pero poco después se ha sabido que será el argentino Juan Martín del Potro, que se ha impuesto en cuatro sets al croata Marin Cilic.

De inmediato ha comprobado Schwartzman que le esperaba una auténtica tortura y que, posiblemente, ni su mejor repertorio, ofrecido a raudales el miércoles, le iba a bastar para batir a su ilustrísimo rival. Nadal ha empezado concentrado y dispuesto a sumar por la vía rápida los dos puntos que le faltaban para anotarse el primer set después de que el miércoles se suspendiera con 5-3 y 30-15 favorables a él en el segundo parcial. Dicho y hecho.

Con el partido igualado, empezaba uno nuevo. Schwartzman ha necesitado cuatro minutos para sumar el primer punto, en el primer juego del tercer set, en el que acabó perdiendo su servicio. Y seis más para anotarse el segundo punto, es decir, diez minutos para sumar dos puntos. Muy poco botín para intentar hacer daño a Nadal, que en un visto y no visto se ha visto con 5-1 gracias a un servicio descomunal -ha ganado dos juegos en blanco y un tercero ha dejado al argentino a 15- y una intensidad que se echaba de menos ayer. Ha movido al de Buenos Aires de lado a lado de la pista. Los resoplidos de Schwartzman eran evidentes, al igual que sus gestos de no entender nada de lo que le llegaba del otro lado de la pista. Como suele ocurrir, a Nadal le ha costado cerrar el set. Ha tenido que superar cuatro pelotas de break, y ha sido en este juego cuando se han visto los mejores puntos del partido. Ha sido espectacular el intercambio de golpes entre los dos en el fondo de la pista, ganado por Nadal, que ha resuelto la tercera pelota de rotura con una dejada que ha levantado al público de sus asientos.

Con ventaja en el marcador, la consigna de Nadal era la misma, mantener la intensidad, conseguir que el partido fuera un infierno para su rival y evitar así cualquier posibilidad de que se le subiera a las barbas. En el tercer juego, el campeón de dieciséis grandes le ha roto el servicio en blanco, y en el quinto ha conseguido su segundo break para un 4-1 que parecía definitivo. No había nada que temer. El servicio le ha funcionado a la perfección pero, al igual que ha ocurrido en la segunda manga, a Nadal le ha costado cerrar el set y el partido. Así, se ha visto obligado a superar tres pelotas de rotura y, a la segunda pelota de partido, ha levantado los brazos en señal de victoria.

Es un triunfo que le ha de proporcionar mucha moral por la forma en que ha llegado. Con sufrimiento, con tenacidad, remontando un set inicial nefasto acompañado de una gran dosis de fortuna por el parón por la lluvia, como él mismo ha reconocido en la rueda de prensa.

Nadal se ha clasificado para su undécima semifinal en Roland Garros, la 28 de su carrera en torneos de Grand Slam. Y hoy le espera Del Potro, que se acaba de deshacer de Cilic en cuatro sets (7/6(5), 5/7, 6/3, 7/5. A Nadal le espera otra batalla épica.