Lo mejor que le podía pasar a Rafel Nadal es la suspensión del partido por la lluvia. Porque la tormenta le venía desde el cielo y desde el otro lado de la pista, donde un Diego Schwartzman inconmensurable le tenía contra las cuerdas. Tras una hora y 43 minutos de partido, Nadal perdía un set a cero (6-4) y 3-2 en el segundo con rotura del argentino, un auténtico ciclón en la pista. Hasta que, tras 45 minutos de parón, regresaron a la pista de forma muy diferente y Nadal equilibrando el duelo con un 5-3 y 30-15. Hasta que la lluvia volvió a hacer de las suyas.

Algo le pasaba a Nadal, que no acababa de dar con la tecla. Estaba desconocido. Sus golpes no hacían daño. Por contra, los del menudo tenista de Buenos Aires llevaban veneno, con el revés y, sobre todo, con la derecha, un auténtico martillo pilón al que el mallorquín no sabía cómo contrarrestar. El mejor resumen del primer set es el contar con los ganadores de uno y otro jugador: veinte para Schwartzman y solo cuatro para Nadal, que a la finalización del primer parcial encendió todas las alarmas al tener que ser atendido por un fisioterapeuta, que le vendó las dos muñecas. En el recuerdo, su retirada en 2016 precisamente por sus dolencias en esta misma zona.

Nadal ya comprobó en el primer juego que el partido no le iba a resultar fácil. Necesitó nada menos que diez minutos y superar cuatro pelotas de rotura para apuntárselo. En el tercero Schwartzman rompió, pero el mallorquín le devolvió la moneda en el cuarto. Se repetiría la historia en el séptimo y octavo juego, rotura de Schwartzman y respuesta contundente de Nadal. Pero en el noveno llegaba la confirmación, por si no estaba meridianamente claro. El servicio no le funcionaba al de Manacor. Y a la tercera fue la vencida para 'el peque', como se le conoce a Schwartzman por sus escasos 1'70 de estatura, que no desperdició su servicio para apuntarse el set, que llegó con suspense. En su tercera pelota de set, el partido se interrumpió cinco minutos ya que un espectador tuvo que ser atendido de urgencia. Schwartzman no falló esta vez y se anotó el set, el primero que encaja Nadal en el torneo.

El inicio del segundo set fue una copia del primero. Ambos conservaron sus respectivos servicios, y se lo rompieron en el tercero y cuarto. Y en el quinto, de nuevo Nadal falló con su saque. Fue cuando el árbitro decidió suspender el partido por la lluvia, que llegó puntual a la cita, según los pronósticos.

Un Nadal cambiado está en camino de apuntarse el primer set después de que el partido volviera a ser suspendido tras 17 minutos. Algo más de un cuarto de hora muy bien aprovechado por el mallorquín, que salió con otra intensidad. Del 3-2 y rotura para Schwartzman cuando se interrumpió el partido por primera vez, al 5-3 y 30-15 para el diez veces ganador en Roland Garros, que va en camino de darle la vuelta al partido.

¡¡¡Vamos!!!, gritó Nadal con la mirada fijada en Moyá cuando rompió el servicio de Schwartzman e igualó a tres juegos. Unos pocos golpes le sirvieron para darle la vuelta, hasta que se suspendió definitivamente. Hoy, a partir de las 12 horas ( Eurosport), segundo capítulo de un duelo eterno.