Un Nadal cambiado estaba en camino de apuntarse el primer set de su partido contra Diego Schwartzman después de que haya vuelto a ser suspendido por la lluvia y que se reanudará este jueves a las 12 horas. Algo más de un cuarto de hora muy bien aprovechado por el mallorquín, que ha salido con nuevos bríos, con otra intensidad y pareciendo saber cómo contrarrestar el juego de su rival. Del 3-2 y rotura para Schwartzman cuando se ha interrumpido el partido por primera vez, al 5-3 y 30-15 para el diez veces ganador en Roland Garros, que en un visto y no visto le ha dado la vuelta al partido o, por lo menos, la inercia del mismo, claramente decantada hacia su rival.

¡¡¡Vamos!!! ha gritado Nadal con la mirada fijada en su entrenador Carlos Moyá cuando ha roto el servicio de Schwartzman y ha igualado el partido a tres juegos en este segundo set. Unos pocos golpes han servido para comprobar que el de Manacor había abandonado el vestuario con otra actitud que le ha permitido frenar a su menudo pero grandísimo rival. Nadal está excitadísimo, sabiendo que estaba poco menos que contra las cuerdas. En su primer servicio tras la interrupción ha vuelto el Nadal que todos los aficionados conocen, el agresivo, el que ajusta las pelotas a las líneas, en definitiva, el que desarbola a sus rivales. Schwartzman era muy diferente al de hacía poco más de una hora. En los 17 minutos que ha estado en pista ha fallado más que en las casi dos horas anteriores. Nadal ha vuelto a romper en el octavo juego, hasta que la lluvia ha vuelto con fuerza y el partido se ha tenido que suspender con 30-15 y servicio de Nadal, que está a dos pelotas de igualar el partido a un set. Ambos jugadores esperan noticias en el vestuario, si reanudan el partido o lo dejan para mañana.

PRIMERA SUSPENSIÓN DEL PARTIDO

Lo mejor que le ha podido pasar a Rafel Nadal es la suspensión del partido por la lluvia. Porque la tormenta le viene desde el cielo y desde el otro lado de la pista, donde un Diego Schawartzman inconmensurable le tiene contra las cuerdas. Tras una hora y 43 minutos de partido, Nadal pierde un set a cero (6-4) y 3-2 en el segundo con rotura del argentino, un auténtico ciclón en la pista.

Algo le pasa a Nadal, que no acaba de dar con la tecla. Está desconocido. Sus golpes no hacen daño. Por contra, los del menundo tenista de Buenos Aires llevan veneno, con el revés y, sobre todo, con la derecha, un auténtico martillo pilón al que el mallorquín no sabe cómo contrarrestar. El mejor resumen del primer set es el contar los ganadores de uno y otro jugador: veinte para Schwartzman y solo cuatro para Nadal, que a la finalización del primer parcial ha encendido todas las alarmas al tener que ser atendido por un fisioterapeuta, que le ha vendado las dos muñecas. En el recuerdo, su retirada en 2016 precisamente por sus dolencias en esta misma parte del cuerpo.

Nadal ya ha comprobado en el primer juego que el partido no le iba a resultar fácil. Ha necesitado nada menos que diez minutos y superar cuatro pelotas de rotura para apuntárselo. En el tercero Schwartzman ha roto, pero el mallorquín le ha devuelto la moneda en el cuarto. Se repetiría la historia en el séptimo y octavo juego, rotura de Schwartzman y respuesta contundente de Nadal. Pero en el noveno llegaba la confirmación, por si no estaba meridianamente claro. El servicio no le funcionaba al de Manacor. Y a la tercera ha sido la vencida para ´el peque´, como se le conoce a Schwartzman por sus escasos 1´70 de estatura, que no ha desperdiciado su servicio para apuntarse el parcial. Que ha llegado con suspense. En su tercera pelota de set, el partido se ha interrumpido cinco minutos ya que un espectador ha tenido que ser atendido de urgencia. Schwartzman no ha fallado esta vez y se ha anotado el set, el primero que encaja Nadal en el torneo.

El inicio del segundo set ha sido una copia del primero. Ambos han conservado sus respectivos servicios, pero se lo han roto en el tercero y cuarto. Y en el quinto, de nuevo Nadal ha fallado con su saque. Es cuando el árbitro ha decidido suspender el partido por la lluvia, que ha llegado puntual a la cita, según los pronósticos. Lo mejor que le puede pasar al campeón de dieciséis grandes es que el partido no se reanude y se juegue mañana para intentar ver la mejor versión de Nadal. La de hoy es para olvidar.