Las tardes de transistores han quedado en el olvido. Los smartphones se convirtieron ayer en los verdaderos protagonistas de la jornada. "Actualiza, actualiza el móvil, que esto está ya a punto de acabar", le comentaba un balearico a su vecino de silla. "Pues no creas que tengo mucha cobertura aquí", se lamentaba su camarada. Mientras Kike López aprovechaba un balón que salía por la banda para acercarse a la grada y preguntar angustiado: "¿Cómo va la cosa? ¿Cómo va la cosa en los otros campos?". "Siguen empatando, no te preocupes, máquina", le alentaban los aficionados desde sus asientos. Con el pitido final Xisco Hernández se acercó a las gradas y celebró junto a su mujer la permanencia. Cursach, por su parte, se llevó una alegría despues de mucho tiempo.