­Con una diferencia sonrojante en el marcador, el Iberostar Palma dio ayer un paso más hacia el precipicio de la LEB Plata. El conjunto mallorquín cayó ante un Sammic Hostelería muy superior, que barrió a los isleños sobre la pista del Palau de Son Moix.

Especialmente a lo largo de los dos cuartos de la segunda parte, en los que que recordó a la debacle de Logroño de la semana pasada, para perder 56-80.

Y es que el Palma se mostró inofensivo en ataque y superado en defensa, para dejar que los vascos camparan a sus anchas y sacaran todo su potencial ofensivo.

La decepción caló hondo en una grada con un excelente aspecto, con cerca de 3.000 aficionados, pero que a más de cinco minutos para el final empezó a vaciarse poco a poco.

Desde el salto hubo nervios. Los dos equipos afrontaron el choque como una auténtica final por la permanencia en la que el perdedor quedaría en una situación totalmente límite. De inicio eso pesó más al conjunto local, que tardó más de cuatro minutos en anotar su primera canasta. Hasta ese momento, el Palma dominaba por 8-0. A partir de la primera canasta el Sammic igualó las fuerzas y el marcador se mostró parejo hasta que llegó el minuto de oro para el Iberostar.

Una antideportiva de Víctor Serrano, resuelta con cuatro puntos y una canasta de Joan Tomàs, se saldó con un parcial de 6-0 para cerrar el primer acto (19-10).

En el segundo periodo se incrementó la presión y el nerviosismo, pero el Palma logró marcharse al vestuario con ventaja por la mínima (28-27).

Como sucedió la semana pasada en Logroño, el equipo de Félix Alonso desapareció en el tercer cuarto, que castigó a los mallorquines. Una canasta de Lanegger precedió a un parcial demoledor de 0-16 que dejó KO al Palma. A los locales les empezaron a aparecer sus vejos fantasmas (30-43) y el técnico local se vio obligado a pedir un tiempo muerto, tras el que logró meter a los suyos en el partido para reducir ventajas hasta bajar de los diez puntos (39-46).

Tras eso el Sammic recuperó el acierto que le faltó durante toda la primera mitad y que sacó a relucir tras el descanso para cerrar el tercer cuarto con un colchón significativo (41-53).

La sensación era de que el partido se iba a romper en cualquier momento a favor de los vascos y por ello Alonso ordenó subir líneas y trató de sorprender con una presión defensiva que no ofreció el efecto deseado.

El Iberostar Palma volvía a ofrecer una imagen muy pobre, quedando a merced de su rival, mucho más cómodo. El tiempo se consumió y los mallorquines no bajarron de la barrera psicológica de los diez puntos hasta que un nuevo arreón del Sammic liquidó el partido. Un triple de Ciman instaló en el marcador los 20 puntos de diferencia a más de cinco minutos para el final. Los últimos minutos fueron un auténtico trámite hacia una nueva derrota del Iberostar, que vuelve a estar en la UCI con pronóstico crítico.