Como propietario del club, gran parte de la responsabilidad de que la primera plantilla del Atlético Baleares tenga un pie y medio en Tercera División es de Ingo Volckmann, que no se ha sabido rodear de las personas adecuadas para que el proyecto de la presente temporada fuera ambicioso, como así se vendió el pasado verano.
Empezando por el director deportivo Patrick Messow, que se ha equivocado en todas y cada una de las decisiones, en una planificación de la plantilla desastrosa. Basta ver los números del equipo para que esta rotundidad en la afirmación sea más una obviedad que otra cosa.
Pero lo que no se le puede reprochar a Volckmann es su compromiso con la entidad. Como Sarver la temporada pasada, el alemán ha despejado cualquier tipo de especulación sobre su continuidad, que se prolongará durante los próximos tres o cuatro años. Lo más fácil hubiera sido dejar al club en la estacada -no hubiera sido el primero-, pero no, se queda a las duras y a las maduras.
