Para todo aquel balearico que no crea en los milagros, que se remonte solo un año atrás. Corría el 15 de marzo y el conjunto blanquiazul anunció la destitución de Christian Ziege como entrenador del primer equipo y la incorporación de Josico para sustituirle en el banquillo hasta el final de temporada. El técnico manchego tenía ante sí una complicada misión, recortar diez puntos a los play-off cuando faltaban nueve jornadas para el final de la competición. Lo consiguió.

Manix Mandiola tiene ante sí un reto parecido, más fácil si cabe, al menos en lo que a números se refiere. El técnico vasco debe recortar siete puntos con el puesto de promoción de descenso o nueve con la permanencia directa cuando faltan diez jornadas para que el finalice el campeonato.

El verdadero problema del equipo que preside Ingo Volckmann reside en la nefasta dinámica que arrastra, sumando solo cuatro victorias en lo que va temporada. El efecto Manix Mandiola ha sido intangible. Desde la llegada del preparador de Eibar solo se han sumado dos de doce puntos, unos números que conducen irremediablemente hacia el descenso.

El combinado balear cuenta con la ventaja de afrontar muchos de sus próximos enfrentamientos ante rivales directos de la tabla, partidos en los que está terminantemente prohibido fallar. Seis de los diez duelos que quedan por delante se alojarán en Son Malferit, por los cuatro que tendrán lugar fuera de casa. Media docena de esos rivales son además de la parte baja de la tabla y cuatro de ellos rivales directos en la lucha por la permanencia. Deportivo Aragón (vigésimo en la tabla), Peralada (15º) y Peña Deportiva (18º) son las tres primeras piedras del camino, encuentros en los que la victoria es innegociable. El rival más complicado aterriza en la penúltima jornada, el Cornellà, quien actualmente es cuarto. El resto de enfrentamientos se producen ante equipos de la parte media de la tabla, quienes con un poco de suerte se jugarán poco o nada en las últimas jornadas del campeonato: Hércules, Atlético Saguntino, Alcoyano, Ontinyent y Ebro.

Las estadísticas de la Segunda B sitúan la salvación directa en unos 45 puntos, por los 24 con los que cuenta actualmente el plantel balear. El conjunto palmesano necesita sumar siete victorias en los diez encuentros con los que cuenta el Baleares para revertir su funesta situación. Seis enfrentamientos en Son Malferit y cuatro fuera de casa. Hace tiempo que se han agotado las excusas. Es el momento de dar la talla de una vez.