Lleida fue el destino final de Horacio Melgarejo como entrenador del Atlético Baleares.

El club anunció anoche su despido después de la derrota en el Camp d'Esports (1-0), que le dejaba sin argumentos para la continuidad del argentino en el banquillo. El preparador ha sido incapaz de revertir la situación en los ocho encuentros que ha dirigido y que heredó del también despedido Armando de la Morena. Apenas ha sumado cinco puntos de veinticuatro posibles en un pobre bagaje que ha situado a los blanquiazules en puestos de descenso, con solo veintidós puntos, a tres de la promoción y a cuatro de la salvación, que ocupa el Olot. Todo apunta a que su sustituto será el entrenador vasco Manix Mandiola, que ha dirigido al Burgos, Eibar y Alavés, entre muchos otros, aunque el club mallorquín todavía no lo había hecho oficial al cierre de esta edición.

Solo una victoria en tierras catalanas hubiera salvado la cabeza de Melgarejo, pero el equipo volvió a mostrar sus debilidades. Ni la puesta en escena higiénica plantando cara a los locales en el inicio, ni el deseo de poder llegar vivo hasta el final, fueron suficientes para modificar un marcador que iluminó únicamente el tanto de penalti de Nierga, en el minuto 67, tras una falta rigurosa de Sergio Sánchez sobre Juanto Ortuño en el área. Y eso que el Atlético Baleares transmitió desde el principio la convicción de que Lleida sería un punto y aparte en su intención de romper su nefasta racha a domicilio, ya que no vence desde el 22 de octubre ante el Deportivo Aragón.

Los blanquiazules apostaron rápidamente por nutrir de balones al costado izquierdo capitaneado por un Canario eléctrico. Gustavo Alles, muy activo, circulaba por todo el espacio atacante aportando una buena combinación. En una de estas transiciones iniciada por el ex del Toledo, Kike López en el otro costado centró con peligro, tras una salida desmedida del meta local, hacia Alles y Hugo Díaz, pero no hubo suerte. Sin embargo, la energía de los blanquiazules se fue debilitando y el Lleida, consciente de ello, encerró a los mallorquines. De hecho, en una internada por la banda que acabó en remate de Marc Nierga y en posterior estirada de Aulestia, ya avisó de que estaba vivo.

El descanso no le sentó bien a los de Melgarejo, que elevaron su nerviosismo habitual tras encajar de penalti y que vieron cómo el técnico era expulsado. Lo intentaron con las piernas fatigadas y sin la convicción mental de lograr el empate. El cambio de sistema blanquiazul fue contrarrestado por el Lleida, que añadió más músculo para controlar los desesperados intentos de los visitantes, que no dieron con la tecla para hacer daño. La agonía sigue y ahora, con nuevo entrenador, toca espabilar de una vez, o el descenso a Tercera será una realidad.