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Minuto 91

Ni de coña esto es una minicrisis

Abdón Prats se lamenta de una ocasión.

Les voy a describir una conversación mantenida ayer en la redacción del periódico que usted tiene ahora mismo en sus manos minutos después de que finalizara el encuentro en Badalona. "El Mallorca lleva tres empates seguidos y solo ha marcado un gol, y en el último minuto", dijo un compañero. "Esto ya es una crisis, o como mínimo, una minicrisis", respondió otro. "¿Lo dices en serio? Alucino que puedas decir eso", pregunta un tercero. "Qué va, es coña, pero se nota que hay muchos que se mueren de ganas de escribirlo. O al menos es lo que estoy leyendo en las redes sociales", sentencia el cuestionado. Es cierto que los de Vicente Moreno han pegado un bajón en su juego respecto a hace más de un mes, pero es mejor dejar el cuchillo bien guardado porque estos jugadores tienen todo el derecho, después de sacar nueve puntos al segundo clasificado, de permitirse el lujo de jugar algunos malos partidos, como es el caso.

A ver si ahora habrá que disparar todas las alarmas porque los bermellones han empatado su tercer partido consecutivo en una Liga en la que han ganado doce y han igualado otros tres más. Sin estar nada finos, como ante el Olot, Sabadell y ayer en Badalona, este equipo sigue sin perder y presume de unos guarismos que firmarían los otros setenta y nueve conjuntos de la Segunda B. Queda mucho por delante, cierto, pero ya hemos tenido cinco años para la vergüenza como para ahora tener que dejarse llevar por una ansiedad que en el fútbol siempre es mala compañía.

Lo que sí es preocupante de verdad es que Lago pueda decir adiós a la temporada. A ver qué dicen los exámenes médicos que le realizarán hoy, pero tiene tan mala pinta como lo de Giner, que ya se ha despedido del curso, hace dos semanas. Si antes de que estos jugadores se lesionaran era necesario reforzar la plantilla, ahora mismo todavía lo es más, aunque lo del africano se quede en un susto. No es un desprecio a los que han conseguido estos fabulosos números, pero es que la temporada es muy larga y Molango, Recio y compañía no pueden dejar nada al azar. Tener dinero en la caja deber servir para estas cosas porque, al final, como bien saben en la planta noble de Son Moix, lo único importante es el ascenso.

En Son Malferit se vivió un final cruel, pero todavía lo es más lo que se ha hecho con un equipo que la pasada temporada se metió en la promoción de ascenso y que ahora mira asustado la clasificación porque está más cerca de la Tercera División que del fútbol profesionbal. Es evidente que Volckmann y Messow son los culpables de haber roto lo que ellos mismos habían construido el curso anterior, no sin críticas, algunas inmerecidas. El Atlético Baleares es el ejemplo de un proyecto, con recursos, mal gestionado. La elección de De la Morena ya fue un fiasco, pero que el interino Melgarejo juegue al despiste con lo de poner a Aulestia o a Carl en la portería no ayuda tener más credibilidad, sobre todo si sigues sin ganar, como es el caso.

Abrines maravilló con los Thunder al anotar veinte puntos ante los Memphis y firmar su mejor actuación desde que llegó a la NBA. El mallorquín respondió con creces a la apuesta de su entrenador, que le dejó cuarenta y tres minutos en pista. Me da mucha rabia que un jugador que tiene capacidad para hacer muchas cosas en la pista, tenga la etiqueta de triplista. El escolta, formado en La Salle de Palma, tiene un margen de crecimiento enorme, pero desempeñar este rol no le hace ningún favor. Eso sí, si aprovecha las oportunidades como en la madrugada del sábado, habrá Abrines junto a los Lebron, Gasol y compañía por muchos años.

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