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Minuto 91

De Moreno a de la morena

Nadal, con el trofeo de número uno

Hasta que Volkmann diga basta, los domingos son casi siempre iguales para el Atlético Baleares y el Mallorca. Decepción tras decepción en el conjunto blanquiazul y alegría desbordante en los rojillos, que no se habían visto en una igual desde hace ya mucho tiempo. Superado el primer tercio del campeonato, el equipo de De la Morena todavía no conoce la victoria ante su afición. Presenta unos números deplorables, más propios de un equipo que lucha por la salvación más que por el ascenso.

Siendo todo esto malo, lo peor de todo son las sensaciones que transmite el técnico, en el banquillo y en la sala de prensa. Ayer hubo unanimidad en que montó un desaguisado importante, con una anarquía preocupante en los jugadores y, en el colmo de los despropósitos, colocando a Vallori, un central, de delantero centro cuando el marcador estaba claramente en contra. Ya ante la prensa, en otra actuación de lo más desafortunada, arremetió contra la canallesca que ha dudado del equipo desde las primeras jornadas. Apercibiéndose del jardín en que se había metido, rápidamente rectificó y quiso dejar bien claro que la culpa de la situación es suya y del equipo. Faltaría más.

Mientras, en Son Moix es todo tranquilidad. La trayectoria del equipo es inmaculada. Ayer volvió a mostrar un ejercicio de solvencia al ganar 0-2 al Lleida, cuarto clasificado. Sin excesiva brillantez, es verdad, pero con una eficacia demoledora para los rivales. Lástima que el partido no se pudo ver en Mallorca por la intransigencia del Lleida, que, enfadado con el mundo, no cedió a las pretensiones de los isleños. Con lo fácil que hubiera sido oscurecer IB3 en Cataluña para que los mallorquines vieran el partido. Una lástima, pero la victoria es lo que queda.

Premio al mejor del año. Nadal recibió ayer, tras la victoria de Federer sobre Sock en el partido inaugural de la Copa de Maestros, el trofeo que le acredita como el mejor de 2017. Un premio merecido que lo recibe el más regular de la temporada, una regularidad que se resume en seis títulos, entre ellos Roland Garros y US Open y unas cuantas finales, incluida la de Australia. Un número uno que alcanza en un año en que ha estado libre de lesiones, lo que demuestra una vez más que si está sano compite como el mejor. Esta noche debuta en el último torneo del año con la tranquilidad de que, pase lo que pase, el trabajo ya está hecho.

El riesgo de Márquez y el récord de Mir. A sus 24 años, Marc Márquez consiguió ayer su cuarto título mundial en la máxima categoría, sexto en su palmarés. Es el mejor piloto del momento y son muchos los que piensan que superará el récord de títulos de Valentino Rossi para ser el mejor de la historia. Pero hay cosas que, desde fuera, se hacen difíciles de entender. Como que, sabiendo el catalán que la undécima plaza le bastaba para coronarse campeón, luchara como un poseso por ganar la carrera, con el riesgo evidente de una caída, que no se produjo por uno de esos milagros que de tanto en cuanto ocurren en el deporte. Joan Mir, por su parte, ha establecido el récord de puntos en un Mundial, todo un registro para la historia. Pero esto no para y el palmesano ya piensa en la próxima temporada en Moto2, donde debe ratificar que lo de este año no ha sido flor de un día.

Son Hugo. Algún día alguien tendrá que explicar el motivo por el que la piscina exterior de Son Hugo habrá estado tres veranos inaccesible para los usuarios. A eso se le llama incompetencia.

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