La reforma integral de la piscina exterior de Son Hugo se retrasa. Tanto, que en el Ajuntament de Palma no pueden garantizar que esté operativa en verano y hasta se teme -son las previsiones más pesimistas- que las obras de remodelación no se puedan acabar en 2018, pese a que el proyecto es urgente y de "alta prioridad" para un Institut Municipal de l'Esport (IME) que ve con impotencia cómo los trámites burocráticos están retrasando un trabajo que, en teoría, ya debería estar en marcha. Ahora el objetivo será que se acabe antes de 2019.

Los perjudicados serán nuevamente los usuarios de las piscinas municipales y, en especial, los nadadores de los clubes deportivos mallorquines. Los cuatro clubes de natación a los que afecta el cierre de las cubetas exteriores son el Palma. En waterpolo, los damnificados son el Ciutat y el Mallorca WC. Representanes de algunas de estas entidades ya han sido informados de que las opciones de que se pueda usar la piscina exterior el próximo verano son escasas.

El pasado mes de marzo el IME tomó la decisión de cerrar sus dos piscinas exteriores de Son Hugocerrar sus dos piscinas exteriores de Son Hugo -la de 50 metros y la otra específica para saltos de trampolín- por el mal estado de la instalación. "Existe un riesgo de colapso y derrumbe de toda la estructura", explicó entonces el gerente del Institut Municipal de l'Esport, José María González, durante la visita que organizó Cort para mostrar la corrosión que sufría el acero galvanizado que sustenta las piletas y en la que se también se informó de que incluso se había "levantado la base de hormigón" sobre la que está asentada la estructura.

Un drama con miles de perjudicados entre deportistas federados y los ciudadanos que acuden a nadar a la instalación municipal, una de las más utilizadas en Palma. Un problema que en Cort tenían previsto solucionar en un año escaso. "La reapertura será en verano de 2018", indicaron desde el Ajuntament el pasado 3 de marzo tras informar que se destinaban 2,5 millones de euros para la mejora integral de la piscina.

Pero ni el alcalde entonces, José Hila, ni la concejala d'Esports, Susanna Moll, habían previsto que los trámites burocráticos iban a impedir esa promesa. Y eso que se había conseguido el dinero para su financiación tanto de los presupuestos ordinarios como de la Ley de Capitalidad y fondos europeos.

El caso es que para afrontar una obra de este tamaño se tienen que seguir las normas, cumplir unos trámites tan exigentes como engorrosos, tanto en su desarrollo como en el tiempo.

A grandes rasgos, el funcionamiento es complejo. Con el proyecto ya decidido y definido para su puesta en marcha, el IME ha iniciado unos trámites que se han ralentizado.

Primero, porque son necesarios los informes de los servicios jurídicos, de intervención, de la oficina de control de gastos... y el primer obstáculo en forma de los correspondientes plazos. Si está todo en orden, de dos a tres meses para el siguiente paso: presentar al Consejo Rector, elevar la propuesta a Junta de Gobierno y, por fin, la adjudicación del proyecto. Hay que seguir sumando meses.

Y tras publicarse en el BOIB (Boletín Oficial de les Illes Balears), toca el proceso de licitación mediante el concurso público para la adjudicación del proyecto, con la recepción de plicas, apertura, valoración de los candidatos, dictamen de la mesa de contratación y su propuesta, que irá de nuevo el Consejo Rector, Junta de Gobierno... y si todo va bien y ninguna empresa de las aspirantes a realizar la obra que se han presentado recurre, ya se podrá empezar a trabajar en la remodelación total -que se extenderá varios meses- de una piscina que ha sido el estandarte de la natación balear desde su construcción y que ahora tiene el cartel de cerrada.