"Estáis todos invitados a tomar algo", comenta Joan Mir a los periodistas nada más acabar su enésima rueda de prensa en las últimas dos semanas. Pero esta es especial. Es la primera que concede, más allá de la improvisada en su aterrizaje en la isla el pasado lunes, en su tierra y como legítimo campeón del mundo de Moto3. "No me creía del todo que lo era hasta que llegué a Mallorca", confiesa en el Bar Varadero de Palma y con la imponente Seu como testigo.

Acompañado por su entrenador Dani Vadillo y su preparador físico Tomás Comas, el piloto de Leopard arranca una sonrisa a los presentes, entre los que se encuentra su padre Joan y el presidente de la Balear, Pedro Mas, al ilustrar el cariño con el que sus paisanos, le conozcan o no, le han tratado en las últimas horas. "Pensaba que no sería tanto, pero es espectacular el recibimiento que he tenido aquí. Es una emoción muy fuerte y no te lo crees hasta que llegas a Mallorca y ves lo que supone, todo el mundo sabe que eres el campeón del mundo. Fui a una pastelería el otro día y me reconocieron, es algo que no me podría imaginar hace un tiempo. Pensaba que no sería así, pero noto que hay gente que me mira y eso que solo llevo dos años en el Mundial. A mí el año pasado no me conocía nadie y es verdad que ahora hemos subido un escalón", argumenta antes de admitir que se siente cómodo con la fama. "De momento me gusta, aunque no soy mucho de estas cosas, pero no pasa nada. Me gusta estar tranquilo, pero sé que esto forma parte del éxito", añade.

Mir, con su característica espontaneidad, desvela la anécdota que se produjo cuando Felipe VI le felicitó por su título. "Es que siempre impacta que te llame alguien así. Mucha gente con mucha influencia mediática me ha dado la enhorabuena, pero me impresionó que también lo hiciera el Rey. No me acuerdo de las palabras exactas, pero lo que me dijo, no sé si es que él ve las carreras o alguien se lo dijo, pero se notaba que sabía de lo que hablaba", declara satisfecho antes de que Pedro Mas, muy atento, recordara que el monarca ya le había invitado a la tradicional cena veraniega en el Palau de la Almudaina con representantes de la sociedad mallorquina.

El piloto de Honda, de 20 años, no oculta su cansancio después de un curso tan intenso en el que el nivel de exigencia ha sido máximo y en el que ha logrado ganar la friolera de diez carreras. "Estoy muy relajado después de toda la presión de la temporada, cada vez había más presión y cuando lo cierras con la victoria te pega el bajón y te quedas muy tranquilo. Es un momento especial y quiero disfrutar del momento", subraya con humildad antes de llegar a una fabulosa conclusión. "Ha sido la temporada perfecta, ha ido de forma espectacular. No es normal ganar tanto, pero se ha producido y no lo olvidaré nunca. He aprendido muchas cosas y he ganado el título, no se puede pedir más", reflexiona.

Récord de Rossi

El de Leopard es consciente que en el Gran Premio de la Comunitat Valenciana del 12 de noviembre puede igualar al legendario Valentino Rossi, que conquistó once triunfos en su reinado en la cilindrada pequeña en 1997. "Lo tengo presente, pero no es mi objetivo, aunque está ahí. En Cheste quiero acabar lo mejor posible una gran temporada. Iré a disfrutar y si puede ser ganar, tengo muchas ganas de esta carrera. Será la última con el equipo con el que he corrido siempre en Moto3, con el mismo equipo de mecánicos con el que empecé, además de correr en casa. Todo lo hace muy especial y por eso quiero hacerlo bien, para tener un buen recuerdo de mi último fin de semana en Moto3, o eso espero", señala.

El balear sabe que en el futuro los focos le van a apuntar en su salto a Moto2 con el Estrella Galicia 0'0. "Eso es buena señal. Es normal que la gente esté un poco más pendiente de ti. Habrá que acostumbrarse a eso. Toca empezar de cero en todos los sentidos, con la nueva moto y nuevos rivales. Tengo muchas ganas de que llegue ese momento", apunta ambicioso.

Preguntado acerca de las expectativas de la fiesta del sábado con la afición mallorquina, tanto en el Circuit de Llucmajor, con una exhibición y una firma de autógrafos, como en Ciutat, con el final en el Consolat de Mar con las autoridades, Mir demuestra una gran ilusión. "No sé lo que me espera, estoy muy feliz por poder celebrar esto. Lo primero que pensé cuando gané fue celebrarlo aquí", concluye antes de fotografiarse con todo el que se lo reclama. Ya es una estrella.