El Atlético Baleares se ha topado muy pronto con la realidad del Grupo III de una Segunda División B que esta temporada es más complicada que nunca.
La derrota ante el filial del Villarreal, una plantilla muy joven pero con una calidad más que notable, ha sido un golpe inesperado. Para la afición, para los técnicos, para los jugadores, para los directivos y para quienes esperamos bastante de un equipo con mimbres más que suficientes como para estar en la lucha por el ascenso. Lo bueno de la derrota es que estamos en la primera jornada y queda mucha Liga.
Además, al Atlético Baleares le penalizó ayer la ausencia de dos jugadores que están llamados a ser importantes este año saliendo desde el banquillo: el extremo gallego Julio Delgado y el delantero Álvaro Sánchez. Los dos deben aportar soluciones al once blanquiazul, que en teoría ya formó con los teóricos titulares, cuando se produzca un atasco de ideas o haya que variar la idea de juego.
