Antoni Massanet (Palma, 1999) se proclamó el domingo campeón de Europa juvenil de la clase 420 en Italia. El regatista mallorquín es un apasionado de la vela, a la que mentalmente dedica "24 hora cada día todo el año". Tiene en marcha un proyecto de vela olímpica, aunque llegar a Tokio es "complicado".

Hace una semana se proclamó campeón de Europa junior, ¿cómo se siente?

Estoy muy contento por el resultado y porque se han dado a conocer mis esfuerzos para llegar a esta meta tan grande. Ahora toca disfrutarlo y celebrarlo.

¿Se esperaba acabar campeón?

Esto nunca se sabe. Antes de Italia fui a Grecia para el Campeonato de Europa absoluto y el tercer día, igual que pasó en Italia, me puse primero de la general. Estás primero y no sabes si vas a poder aguantar arriba o vas a caer de posición. En Grecia tuve la mala suerte de caer y me deprimí un poco porque iba primero y sin embargo me estaba yendo mal. En Italia, mi entrenador Pedro Marí me ayudó a enfocar mi objetivo, que era mantenerme delante y poder ganar este campeonato. Al final lo conseguimos.

La ventaja con el segundo clasificado fue muy amplia y antes de disputar la última regata ya eran campeones.

El último día teníamos que hacer un 23 para ganar la competición, pero pudimos hacer terceros y ganamos antes de la última regata, así que fuimos muy relajados y disfrutamos. Dejamos pasar a todos y la gente nos sonreía porque sabían que habíamos ganado. Al final y al cabo, competir en la última regata, que no nos hacía falta, fue una cuestión de fair play y respeto. Había mucha gente que se jugaba otros puestos o entrar en el ' top ten'.

Las condiciones meteorológicas fueron muy distintas durante la competición, ¿fue complicado adaptarse?

Garda es un lago y allí nunca se sabe lo que va a suceder ni qué va a hacer el viento. Hay más o menos unos estándares que te permiten saber más o menos por dónde ir, pero al final decides cuando estás en medio de la regata. La adaptación para mí fue fácil porque llevo tres años en esta clase. La mayoría de días fueron de muchísimo viento, cosa que nos favorecía porque somos una tripulación bastante pesada, pero también hubo días de poco viento donde hicimos nuestras peores posiciones.

¿Cómo fue el ambiente durante la competición?

El ambiete en Italia fue genial. Estuvimos dos semanas y media allí y la gente nos acogió muy bien. Llegábamos por las mañanas al club y veíamos a los niños pequeños animándonos y diciéndono que éramos los primeros. Los señores mayores que leían el periódico nos veían por la calle y nos saludaban porque nos reconocían.

¿Cómo es el trabajo con su compañero de regatas Carlos Balaguer?

No podemos entrenar juntos cada día porque tenemos el hándicap de que él vive en Valencia y yo en Palma. Cada mes voy allí una semana y luego él viene otra, de manera que estamos medio mes entrenando juntos y más o menos lo podemos llevar. Carlos me llamó hace tres meses, y me propuso subirme con él en el barco. Le dije que sí, pero que el barco lo ponía yo. Somos muy amigos, pero nunca me imaginé navegar con él. Ha sido una suerte.

Los que le conocen destacan que es muy trabajador.

Dentro y fuera del agua soy muy trabajador. Siempre quiero arreglar y mejorar el barco. Me da igual estar 23 horas trabajando y dormir solo una hora. Navegar es mi vida. Soy campeón de Europa juvenil, pero todavía no soy nadie en el mundo de la vela. Me queda mucho por ganar y siempre deseo mucho la victoria.

¿Qué aspiraciones tiene?

En la vela nunca se sabe, por que puedes ser el favorito pero al final gana el que está más centrado y tiene el viento a favor. En la vela solo puedes dominar los factores que tienes a tu alcance, es decir, el barco y la concentración, pero después hay muchos más que dependen de la suerte.

¿Cuáles son sus próximos objetivos?

A corto plazo, en octubre, disputamos la Copa de España y después en diciembre nos vamos a China para el Mundial Juvenil y a Australia para el Campeonato Absoluto.

¿Se ve en Tokio 2020?

Ahora tengo un proyecto de la clase 470 de vela olímpica, pero ya veremos. Es complicado porque Tokio está muy cerca.