Tras el descenso del Mallorca a Segunda B, el fallido intento del Atlético Baleares de subir a Segunda, y el Can Ventura a punto de echar el cerrojo tras la marcha de Damià Seguí, problema finalmente solventado, solo faltaba que el Bahía San Agustín se viera obligado a renunciar a la LEB Oro por falta de músculo económico. Ha faltado muy poco para que eso ocurriera, pero el grupo hotelero Iberostar ha llegado a tiempo para evitar lo que hubiera supuesto una debacle para el baloncesto y el deporte mallorquín. Los deportes de equipo dependen en exceso de las ayudas externas, un hándicap muchas veces insuperable, y más en tiempos de crisis, que sigue entre nosotros. La ayuda está lejos de lo que pretendía el club que preside Boscana, pero ahora mismo suena a agua bendita cuando tan cerca se ha estado del precipicio. El Bahía San Agustín saldrá a competir. Y eso es una gran noticia.
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Análisis