Un visto y no visto. El partido de cuartos de final entre Rafel Nadal y Pablo Carreño duró apenas 50 minutos al verse obligado el asturiano a retirarse por un problema en el músculo abdominal izquierdo. El marcador en el momento del abandono era de un set a cero para Nadal (6-2) y 2-0 en el segundo parcial. Con un smash de Carreño que se fue fuera, acompañado de un grito, no se sabe si de dolor o de impotencia, el asturiano decidió retirarse porque no tenía ningún sentido prolongar la agonía.

Nadal avanza como un tiro a semifinales, en las que se verá ante el austriaco Dominic Thiem (7/6, 6/3, 6/0 a Djokovic). Aunque no se puede tomar como referencia el partido de ayer, que se quedó en un sumulacro, el tenista de Manacor recuerda en la presente edición al de sus mejores años en Roland Garros, en 2008 y 2010. En los años de su cuarto y quinto título en París, levantó la Copa de los Mosqueteros sin ceder un solo set en todo el torneo. Su dominio fue brutal de principio a fin. El mejor torneo que ha hecho, en palabras del propio Nadal, fue en 2008, cuando ganó 21 sets sin ceder ni uno, 128 juegos ganados y solo 41 cedidos. Solo Djokovic, en semifinales, fue capaz de llevarle a una muerte súbita, y el fin de fiesta fue la final ante Federer, al que se impuso por 6/1, 6/3, 6/0 en una hora y 48 minutos, en lo que ha pasado a la historia como la tercera final de un Grand Slam más corta de todos los tiempos.

Dos años después levantaría de nuevo el trofeo sin ceder un set, aunque con treinta juegos más cedidos que en 2008. Y el premio final se produjo ante el sueco Robin Soderling, hoy retirado, tomándose la revancha de la final perdida el año anterior en lo que fue su primera derrota en Roland Garros. Hasta seis años después no llegaría la segunda, y hasta el momento última, ante Djokovic.

Tras el pase a semifinales por retirada de Carreño, los números de la presente edición quedan algo desvirtuados. En los cinco partidos que ha disputado hasta plantarse en la semifinal ha ganado 73 juegos y ha cedido 20, con trece sets en el bolsillo, faltando los dos que no jugó ayer.

Pintaba ya el asunto muy mal cuando, al finalizar el primer set, Carreño pidió la asistencia de un fisio de la organización. Se tumbó sobre la tierra húmeda de la central y,a los pocos segundos, se fue a los vestuarios para ser atendido. Once minutos estuvo parado el partido. Mientras, Nadal no sabía qué hacer. Se sentó, miró de reojo el otro partido de cuartos que se disputaba en la Lenglen entre Djokovic y Thiem, del que saldríasu rival en semifinales, y se dispuso a practicar el servicio entre las risas y el buen humor de los aficionados, escasos para unos cuartos de Roland Garros. Sin duda, la hora, once de la mañana, fue un contratiempo determinante para que las gradas presentaran un aspecto tan desangelado.

El primer set, o sea, el partido, tuvo muy poca historia. Carreño sufría con su servicio,hasta el punto de que no lo ganó en todo el parcial. El único momento de atisbo de reacción del asturiano, de 25 años, fue cuando rompió el saque de su ilustre rival en el tercer juego. Pero Nadal puso las cosas en su sitio en los tres siguientes para colocarse 5-1. Excesivamente relajado, o no, Nadal perdió su servicio en blanco. Fue después cuando Carreño se rompió. Con su servicio, finalizó el set con dos dobles faltas. En el segundo saque de esta segunda doble falta fue cuando decidió arrojar la toalla, pese a que diera opción a que comenzara el segundo set.

Nadal se planta en semifinales con menos de siete horas en la pista y solo 22 juegos cedidos -hasta ahora su récord, y seguramente del torneo, se remonta a 2008 cuando llegó a la penúltima ronda con 25 juegos cedidos-, a priori una ventaja porque llega con menos desgaste que nunca.Pero habrá que verle en partidos exigentes, como seguro que será el de semifinales ante Thiem, que demostró todo su potencial con una incontestable victoria ante el exnúmero uno Djokovic, con 'rosco' incluido en el tercer y definitivo set. En el recuerdo, el partido de cuartos de final de Roma, en la única derrota de Nadal en la gira europea de tierra. Pero ya habrá tiempo de hablar de este partido. La realidad dice que Nadal va como un tiro.