Carlos Moyá atiende a la numerosa prensa ubicada en una de las esquinas de la pista cuatro, nada más finalizar el entrenamiento de casi dos horas bajo un sol abrasador, y se presenta con su parsimonia y campechanía habitual, pero siendo generoso en las respuestas. Define el partido de mañana ante Dominic Thiem como "el nuevo clásico de tierra batida. Quedan dos rivales muy duros para alcanzar el título, y el primero está en gran forma, como ha demostrado ante Djokovic".

El exnúmero uno del tenis mundial, que ha llegado a París acompañado de su mujer Carolina Cerezuela y del más pequeño de sus hijos, cree que el partido que Nadal perdió ante el austriaco en Roma el pasado mes de mayo no sirve como referencia: "No hay que olvidar este partido, hay que aprender de los errores que se cometieron, pero no marcará la semifinal de mañana porque el escenario es diferente. Al que pierde le toca mover un poquito de ficha". Precisamente, las características de la pista central, en la que Nadal se mueve como en el patio de su casa, parece un factor a favor del mallorquín. "Basta ver el récord de Rafel aquí, pero esto no asegura que vaya a ganar. Sí es verdad que el rival pierde un poco la referencia con espacios tan grandes".

La experiencia y el físico son dos factores que pueden inclinar la balanza a favor de uno u otro jugador. Moyá cree que todo es relativo: "La experiencia cuenta, pero a ver cómo responde Thiem tras la gran versión que mostró ante Djokovic. Está claro que esperamos su mejor versión. En cuanto al físico -continúa-, espero que no sea a favor de Thiem. Espero un partido duro, pero bonito para el espectador", afirma.

Por último, Moyá destaca de Thiem "su gran fuerza en las piernas y su gran derecha, aunque la de Rafel le da más revoluciones a la pelota. Thiem es un jugador muy completo y será un rival muy complicado", concluye.