Si hay una fecha marcada en rojo en este Roland Garros es la semifinal prometida entre Rafel Nadal, quien persigue la conquista de su décimo título, y el serbio Novak Djokovic, que busca revalidar el del año pasado. Ambos avanzaron ayer hasta la tercera ronda sin pestañear. Exhibiendo su superioridad sobre sus rivales en sus respectivos partidos.

Y es que el acceso a tercera ronda fue un paseo para Nadal y Djokovic. El mallorquín mostró frente al holandés Robin Haase, 46 del ránking, un pegador que comprobó que el nivel del manacorí está a punto para 'morder' su décima Copa de los Mosqueteros.

En una hora y 49 minutos, Nadal, cuarto cabeza de serie pero principal favorito para la victoria en la final del 18 de junio, se deshizo de un tenista que hace siete años le llevó hasta los cinco sets en la segunda ronda de Wimbledon y que cayó por 6-1, 6-4 y 6-3. Su siguiente rival, en la jornada de mañana, será el georgiano Nikoloz Basilashvili, de 25 años y 63 del mundo, con quien no ha jugado nunca. Un golpeador como Haase que se deshizo del serbio Viktor Troicki por 7-6(3), 7-6(2) y 7-6(6).

En sus dos partidos en París Nadal ha dejado claro que vuelve a ser el tenista que, sobre tierra batida, se presenta como una montaña infranqueable para sus rivales y eso comienza a hacer mella en el torneo que, salvo sorpresa mayúscula, deberá contar con él para repartir otra vez el trofeo.

La victoria de ayer de Nadal coincidió con su retorno a la pista central de Roland Garros, el escenario de sus mayores glorias. Donde de nuevo el doble campeón olímpico fue un ciclón. "Estoy contento de volver a la Philippe Chatrier, el año pasado fue muy duro para mi, pero esta es la pista más importante de mi carrera", manifestó desde la pista.

"Trato de estar fuerte en cada momento, no siempre es posible, pero trabajo siempre para estar al mejor nivel a lo largo de toda mi carrera", señaló. Después aseguró que desde hoy por la mañana preparará su siguiente duelo, que le enfrentará por un puesto en los octavos de final con el georgiano Basilashvili, y que por la noche disfrutará de París, destacando que "es una de las ciudades más bonitas del mundo".

En competición, el torbellino del juego del mallorquín asfixió de entrada al holandés Haase, de la misma edad pero de características y palmarés opuestos, un fantasma frente al jugador más laureado en Roland Garros.

Fue tanto el dominio de Nadal que las conclusiones que se pueden sacar son pocas. No cedió ninguna vez su servicio, ni siquiera tuvo que levantar una bola en contra, se movió bien sobre la tierra batida hasta borrar a su oponente. Perdió solo dos juegos de los 9 primeros y aunque a mitad del duelo su intensidad bajó un punto, fue suficiente para cerrar un partido que siempre estuvo bien encarrilado. Y cn el tercero rompió el saque de su rival en el quinto juego y conservó la ventaja para poder celebrar una victoria lograda por la vía rápida, en menos de dos horas.

"Muy satisfecho" con su nivel de juego, Nadal destacó la solidez demostrada en su victoria. "He hecho un partido sólido, mis golpes han sido mejores que hace dos días, creo que he controlado los golpes todo el partido y eso es una buena noticia. Robin saca bien, golpea fuerte, creo que he hecho un buen partido", aseguró

Con "buenas sensaciones"

"Tengo buenas sensaciones, he cometido pocos errores. He tenido sensación de control, de cambiar direcciones con frecuencia sin pensar, cuando piensas es que no tienes la confianza. He golpeado bien y he sacado mejor que el primer día", destacó Nadal.

Por su parte, Djokovic se deshizo del portugués Joao Sousa por 6-1, 6-4 y 6-3 en dos horas y 7 minutos. Tras eso, se medirá por un puesto en los octavos de final con el argentino Diego Schwartzman, un especialista en tierra batida que venció al italiano Stefano Napolitano, por 6-3, 7-5 y 6-2.