Justo dentro de una semana se cumplirá el quinto aniversario del que es, hasta la fecha, uno de los episodios más tristes de los 75 años de existencia del Atlético Baleares. Todo aconteció un 27 de mayo del 2012. El escenario, un abarrotado Estadio Balear. Los protagonistas, el Atlético Baleares -campeón con insultante superioridad de su grupo tercero- y el Mirandés, primero del grupo segundo y archiconocido a nivel nacional por sus hazañas en el torneo de Copa, en el que disputó una histórica semifinal frente al Athletic de Bilbao.

En horario atípico y elegido por el conjunto anfitrión (11 horas), el recinto blanquiazul, lleno hasta la bandera, fue testigo de una de las mayores decepciones deportivas vistas hasta la fecha en la capital balear. Ni el calor sofocante que hizo ese día, ni la presión que ejerció a lo largo del encuentro la encorajinada afición blanquiazul, ni el hecho de que al minuto 11 de la segunda parte, el equipo de Siviero igualase la eliminatoria gracias al tanto de Bryan Angulo, hicieron posible el ascenso de categoría. Un penalti absurdo del argentino Mantovani -que además fue expulsado- sobre el recién entrado Ander Lambarri y que transformó el mediático Pablo Infante hundió a un Baleares que ha pasado las de Caín para que de nuevo una eliminatoria de ascenso a Segunda A lo ponga en primera linea de actualidad.

Muchos cambios

Con todo, las cosas han cambiado mucho desde entonces. No conviene perder la perspectiva. Una visión que recuerda que tras la decepción frente al Mirandés y la caída libre frente al Lugo de Quique Setién, el Baleares tuvo su particular travesía en el desierto. La marcha de su máximo valedor, el empresario Tolo Cursach y la posterior entrada en concurso de acreedores puso a la histórica entidad blanquiazul en serio peligro de disolución, con el agravante del cierre del ´Estadio Balear´ por peligro de derrumbe. Con este panorama tan lúgubre y preocupante, el club se agarró a la llegada de otro empresario, alemán en este caso, llamado Ingo Volckmann, y que se encargó de solventar pagos pendientes, cimentando las bases de lo que es el actual equipo.

La sombra del Estadio Balear

Con un plantel de notable calidad -aunque lejos del fuste del que consiguió la Liga cinco temporadas atrás- y en clara línea ascendente, el equipo que ahora entrena Josico tiene ante sí la posibilidad de seguir ´arreglando´ lo que semanas atrás se vislumbraba como una nueva decepción deportiva para la afición blanquiazul. Con el Estadio Balear imposibilitado ni tan solo para su acceso al mismo, la solución de emergencia que en su momento puso en marcha el propio Volckmann, el de Son Malferit, no da para más. Pese a la inclusión de unas gradas supletorias, la asistencia al partido de este próximo domingo no sobrepasará los 2.000 espectadores. Sencillamente, no hay más sitio.

Todos los socios con su entrada

El Atlético Baleares garantizó ayer que todos los socios del conjunto balear que no tuvieron, a lo largo de la semana, la posibilidad de acudir a las oficinas del club a comprar la entrada para el partido ante el Toledo, tienen garantizada dicha posibilidad el mismo domingo por la mañana, antes de que se inicie el encuentro.