José Joaquín Moreno y Onésimo Sánchez vivirán este domingo en Son Malferit un nuevo duelo de alta tensión. Uno con el Atlético Baleares y el otro, con el Toledo. Dos exfutbolistas profesionales de largo recorrido en el fútbol español que ahora sufren en sus respectivos banquillos. Con la ilusión por bandera y el corazón como aval, dan lustre a la categoría de bronce del fútbol nacional. Un duelo de altura en la Segunda División B que tiene como objetivo pelear por alcanzar el segundo escalón de la elite.

Josico, técnico del Atlético Baleares, apuró su retirada del fútbol hasta los 36 años en Las Palmas, club en el que dejó impronta de su regularidad y fiabilidad como mediocentro defensivo, posición en la que destacó en el élite del fútbol por su sobriedad y capacidad de ocupar espacios en la zona de creación.

Natural de Hellín (1975) destacó con prontitud en las categorías inferiores del Albacete, dando el salto a Primera en la temporada 1995-96 de la mano de Benito Floro. Las Palmas, Villareal, Fenerbahçe y de nuevo Las Palmas fueron sus paradas deportivas, siendo especialmente relevante su paso por el club amarillo. En el Villareal siempre fue titular, siendo especialmente estrecha la influencia que sobre él tuvo Manuel Pelegrini, entrenador con el que fue capitán y protagonista junto al resto de sus compañeros de quedarse a las puertas de una final de la Liga de Campeones frente al Arsenal (25-04-2006); todo el mundo aún se acuerda del penalti que Riquelme falló ante el Arsenal. Josico era el brazo armado de aquel centro del campo de ensueño, en un equipo con Marcos Senna y Javi Venta entre otros.

Si como jugador Josico se quedó con la miel en los labios de disfrutar de una final europea, como entrenador también ha sufrido disgustos.

Temporada 2013-14. Dos derrotas seguidas y su consiguiente adiós al ascenso directo precipitan los acontecimientos. Sergio Lobera, técnico de la UD Las Palmas es cesado de forma fulminante. El tándem Josico-Javi Guerrero coge las riendas del equipo de cara a tocar la tecla a la plantilla canaria. Ya en los play-offs de ascenso a Primera, tras eliminar de forma solvente al Sporting de Gijón, llega el cruce final ante el Córdoba: 0-0 en la ida y 0-1 en la vuelta, con un final tan polémico como absurdo, y al que Josico hoy en día aún sigue dándole vueltas. Segunda oportunidad de tocar la gloria, segunda decepción.

En el caso de Onésimo Sánchez (Valladolid, 1968), técnico del Toledo, estuvo 13 temporadas en la élite del fútbol y fue internacional con la sub-21. De las categorías inferiores del Real Valladolid dio el salto al primer equipo en la temporada 1986-87. Su descaro, su regate eléctrico, con el balón cosido al pie, garantizaban espectáculo y opciones de gol para su equipo.

Tras un año de cesión al Cádiz, le llegó el salto al Barcelona de la mano de Johan Cruyff, y del que tiene y sigue teniendo auténtica veneración, habiendo conservado su amistad con el holandés una vez retirado del fútbol y con el que se identifica en cuanto a filosofía de juego. Tras dejar el Barcelona en 1993, jugo en el Rayo Vallecano por espacio de cinco temporadas, en el Sevilla, Burgos y Palencia, retirándose con tan solo 33 años.

Su bagaje: 333 partidos y 34 goles marcados. Y por encima de todo, su estilo. Puro malabarismo con el balón en los pies y en ocasiones dolor de cabeza tanto para las defensas rivales como para sus propios compañeros por esa forma tan suya de jugar.

Con el 4-4-4 como base

Ante sí, dos estilos de juego convergentes, y del que comparten un mismo arquetipo táctico: el 4-4-2. Otra cosa es la hoja de servicios, más extensa a día de hoy en el haber del vallisoletano.

Desde la temporada 2006-07, en la que Onésimo hizo sus primeros pinitos en el banquillo del filial del Real Valladolid hasta el día de hoy, en el que cumple su segunda temporada en el Toledo, ha pasado por el Huesca (al que ascendió a Segunda), Valladolid (duró dos meses en Primera), Real Murcia y, desde el ejercicio 2015, en el conjunto toledano. Su libro de estilo es diáfano: tener la posesión del esférico, jugar adelantados y presionando al rival, arriesgando en su juego pero mostrando máxima solvencia en defensa. El balón es suyo.

Más modesta es la hoja de servicios de Josico. Aparte del juvenil C, filial y primer equipo del Las Palmas, ha entrenado al Jumilla (Segunda B) y ahora al Atlético Baleares. Su trayecto es mucho más corto y reciente que el de Onésimo, pero su manual de juego es perceptible: busca que su grupo sea solidario, seguros atrás, sin conceder en retaguardia, combinativos de medio campo hacia delante, trabajando todos atrás y hacia delante.

El domingo se verán las caras (12:00 horas) en un Son Malferit a reventar. Comenzará un partido de 180 minutos en el que dos técnicos con extenso pasado profesional como jugadores buscarán dar un pasito más en su carrera como entrenadores de fútbol.