Rafel Nadal se siente fuerte. Pese a perder tres finales en pista dura en el inicio del año -Abierto de Australia ante Federer, Acapulco frente a Querrey y Miami de nuevo ante el suizo-, el tenista mallorquín considera que el nivel exhibido en los tres primeros meses del año le debe servir para intentar el asalto a la conquista de nuevos títulos.

Nadal considera que la final de Miami, como la de Australia, la perdió por detalles y que nada tiene que reprocharse, ni en juego ni en actitud. En la final del domingo en Cayo Vizcaíno, la quinta que pierde en su carrera, tuvo varias pelotas de rotura en el primer parcial que, de haberlas conseguido, a lo mejor estaríamos hablando ahora de una victoria. "No tengo que dar ninguna vuelta de tuerca", dijo en rueda de prensa minutos después de perder su tercera final del año. "Lo que tengo que hacer es ganar un título", dijo, cariacontecido, por la enésima oportunidad que había dejado escapar de sumar el 70 título de su carrera.

La posibilidad de nuevos títulos se le abren desde ya con el inicio de la temporada de tierra. Nadal afronta un calendario agotador que le debe conducir a Roland Garros, a finales del próximo mes de mayo, en busca de su décimo entorchado en el Bois de Boulogne. La primera cita es, a partir del día 17, Montecarlo, donde defiende título. Después vendrá el Godó, el último trofeo que ha levantado, para a continuación jugar en Madrid y Roma antes de la gran cita de París.

Federer

Una temporada de tierra en la que no estará Federer, como aseguró tras la victoria sobre Nadal. Tiene previsto reaparecer dos semanas antes del inicio de Roland Garros "porque la salud es lo primero", señaló. Como medida de "prevención" ha decidido no jugar la temporada entera, por lo que estará "fuera los próximos meses" y entrará en la pista dos semanas antes de Roland Garros, al que irá "sin presión".

Tras sumar en Miami el tercer título del curso, el suizo señaló que ya está de vuelta de manera definitiva para lo que resta de temporada. "Ya no estoy de regreso", dijo.

El tres veces campeón en Miami dijo que la final fue más "ajustada" de lo que refleja el resultado final y que el partido se definió en unos pocos puntos y que la clave estuvo en que lo hizo "algo mejor en los puntos importantes". Reconoció que fue "especial" jugar de nuevo una final ante su gran oponente español, al que ganó en su primera final en Miami en 2005 y en el mismo torneo donde un año antes comenzó su histórica rivalidad.