Yeray Gómez Ferragut (Selva, 1992) es un joven feliz. Juega en el equipo de su pueblo, está al lado de sus seres más queridos y practica lo que más le gusta: el fútbol. Y además, en una demarcación para 'locos', según dicen, de portero. Se le puede ver entre semana entrenando en el coqueto polideportivo de 'Ses Comes' y los fines de semana suele parar -no siempre- lo que le llega en los partidos que su equipo, el Xilvar, juega en la Regional Preferente. Una categoría completamente amateur, y que choca frontalmente con un deportista que pocos años atrás era cien por cien profesional.

Esta historia se repite con frecuencia en el fútbol español. Pero Yeray no se siente un muñeco roto. Simplemente, que eligió mal en su momento. Y lo sabe. Y que ahora toca reciclarse, dar tres pasos hacia atrás para después lanzarse de nuevo hacia delante. Con ustedes, Yeray Gómez, de profesión portero. Y con ganas de disfrutar de nuevo del fútbol de los más grandes.

Del todo a la nada

Para entenderlo todo mejor, su entorno deportivo era idílico: doce años en el Real Mallorca internacional en categorías inferiores con la selección española y pieza codiciada en canteras destacadas del fútbol patrio. Incluso el Athletic de Bilbao calibró la opción de incorporarlo dado su ADN vasco -su padre, Sergio Gómez Lasa fue portero de la Real Sociedad en la década de los 80- pero el sueño de Yeray era jugar en el Real Mallorca.

Su tránsito a la nada comenzó el verano del 2013, consumado ya el descenso a Tercera del Mallorca B, en el que era el guardameta titular. "Nos surgió la opción de ir al Valenciaen calidad de cedido, y así se abría un amplio abanico para mí: pretemporada con el primer equipo por Estados Unidos y estar en la Champions League. Todo iba de ensueño. Eso quizás me penalizó un poco a la hora de hacer pretemporada con el filial, ya que el portero que ya estaba, Jaume Domenech, empezó muy bien. Y aunque jugué algún partido de Liga, al final el entrenador Nico Estévez se decantó por Domenech". Y aquí reconoce que quizás se equivocó al "volver a Mallorca en vez de aguantar un poco más en el Valencia".

El primer error, reconocido. No sería el último: "Hice la pretemporada en el Mallorca, y me reúno con Dudu Aouate -por aquel entonces director deportivo- me dijo que vendría aquí gente con dinero, con un proyecto ilusionante, y que con el tema de la cantera no se iba a contar tanto". Una invitación a salir que finalmente aceptó el propio Yeray: "En la segunda semana de agosto del 2014 me sale la opción de ir a Almería, y di el paso. Mi ilusión era haberme quedado y que todo hubiera ido bien en Mallorca. Pero yo elegí la opción de irme". Segundo error, destino Almería, dejando atrás dos años que todavía le quedaba de contrato con el Mallorca.

Y nada más llegar, de nuevo se repite la misma situación vivida 365 días atrás en Mestalla. "Llegué a Almería, jugué un par de partidos, y después se lesionó el portero del primer equipo. Fui convocado en 16 ocasiones con el equipo de Primera que entrenaba Francisco -actual técnico del UCAM- y cuando vuelvo al filial, no juego. Me vuelve a pasar lo mismo que en Valencia. Mi entrenador, Miguel Ribera, no cuenta conmigo, y además mi relación no era muy buena con el".

Y ya en la temporada 2015-16, lejos de mejorar la situación de Yeray, se repiten los mismos hechos. "Estoy convocado en quince ocasiones con el primer equipo, pero sin ocupar la portería del segundo equipo". Y llegados a este punto, el pasado verano llegó la 'estocada' para Yeray. Un hábito del que hacen gala -siempre en exceso- muchos clubes. "Vuelvo a hacer pretemporada con el primer equipo, y cuando faltan dos días para que se cierre el mercado de jugadores, me comunican que disponen de porteros más económicos, que no contaban conmigo y que me despedían. Las cosas se pueden hacer de muchas maneras, y en este caso el Almería no lo hizo de la mejor".

Con las plantillas ya completadas, sin margen de movimiento para una posición tan específica como la de portero, a Yeray se le cerraron las puertas del fútbol profesional de sopetón. Vuelve a su casa, en Mallorca. Y esperando en Selva, le surge la opción de recalar en el Nàstic, pero ? "Vicente Moreno, entrenador del Tarragona, renuncia, y me quedo de nuevo igual". Y aquí llegó el momento de dar un paso hacia delante, aunque ello implicase de cara al exterior dar tres hacia atrás: volver a sus orígenes.Del autobús a ir a pie

"Empezar de cero y en verano ya veremos adónde iremos". Con esta frase se resume el pensamiento actual de Yeray. Con sus amigos, con sus compañeros desde que empezó a jugar, en definitiva con su gente, Yeray espera recuperar el terreno perdido. El cambio es brutal. Pasar de Liga de las estrellas a ver las estrellas en las sesiones preparatorias en 'Ses Comes'. De ir en avión, autocar, con el AVE a los partidos a hacerlo en tu propio vehículo. De ir al entrenamiento en coche a hacerlo a pie. Dos mundos totalmente diferentes el de la profesionalidad y el amateurismo más puro. A eso se le llama poner los pies en el suelo. "La verdad es que afecta el cambio, ya que pasas del fútbol profesional en donde cobras bien y te dedicas a lo que quieres a prácticamente no hacer nada".

Reconociendo que "hasta la gente del pueblo se sorprendió al ver que jugaba en el Xilvar", también afirma: "A veces es bueno volver a casa para reflexionar. Entiendo que a la gente pueda chocarle mi presencia, sobre todo al venir de donde vengo". Incluso reconoce que la primera vez que le dijo al técnico Ramón Jiménez que fichaba por el Xilvar, éste le respondió que le "parecía raro, aunque lo entendió, ya que él también fue futbolista y sabe cómo es este mundillo".

Amateur y actitud prepotente

Yeray afirma que se aprenden cosas del fútbol amateur que ahora vive. "Unión, que el grupo sea una piña, que parezca una familia. Poderte ir a tomar una cerveza con mis compañeros, o compartir una cena al mes", destacando que "aquí no hay egos, cada uno trabaja por el otro".

Mientras está a punto de iniciar su sesión preparatoria, con el lujo de tener como preparador de porteros a todo un mito del fútbol balear como es Tomeu Bennásar (Zaragoza, Murcia, Almería, Manacor, Constància, Poblense y Atlético Baleares) agradece una vez más que su padre, Sergio Gómez Lasa, haya estado en todo momento con él. "Me pide que no pierda la ilusión, no perder las ganas y que al final esto que estoy haciendo ahora -entrenar en Selva- forma parte de la vida. Y todo llegará". Y en este punto de la entrevista, reconoce que "quizás algunas de las decisiones que tomé no fueron correctas, igual mi actitud fue prepotente ya que con 17 y 18 años todo te va bien, y te creas un status que no te toca Y ahora, con 24 años te das cuenta de todo ello. Y si no, ahí está mi padre para darme un coscorrón en la cabeza", afirma sonriente.

Sobre la situación de su ex equipo, el Real Mallorca, Yeray también tiene opinión: "Sería lo peor para el fútbol base de Mallorca que no haya un equipo de fútbol profesional en la isla si se produjese el descenso del Mallorca. Los chavales se quedarían sin poder ver fútbol profesional. Me entristecería mucho por la gente de la cantera, del filial, los que están subiendo, y a los que no se les daría mucho protagonismo". Tiene claro que "el jugador que ha ido mamando desde pequeño el Mallorca tiene mucho más sentimiento y más ganas que los que vienen de fuera. Lo veo aquí en Selva, la gente ya no va a ver al Mallorca, ha perdido la ilusión. Me entristece mucho".

¿Volverías al Mallorca? Una pregunta lógica a Yeray, y que responde de forma inusual: "Pagaría para volver". Blanco y en botella. Ahora toca prepararse de cara al próximo compromiso después de ganar este fin de semana al Port de Sóller, y seguir pujando por una plaza en liguilla. Cuando llegue el verano, "ya se verá" cómo repite una y otra vez Yeray Gómez, de profesión, portero.