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Análisis

Se está perdiendo una oportunidad

El fallo de Competición es un salvavidas para dos clubes que llevan 72 horas metidos en una gigantesca tormenta. Hay una divergencia...

El fallo de Competición es un salvavidas para dos clubes que llevan 72 horas metidos en una gigantesca tormenta. Hay una divergencia entre lo que dice el comité -“situación de violencia excepcional colectiva con riesgo de integridad física para los intervinientes en el juego”- y lo que dictamina: la clausura de los dos campos, solo para categoría infantil y de momento esta jornada. El Alaró fue más duro consigo mismo cuando el lunes tomó la drástica decisión de retirar de la competición a su equipo infantil.

No hay una varita mágica para acabar con la violencia en el fútbol, pero seguro que la indulgencia no ayuda. Cualquiera puede empatizar con unos directivos afligidos y superados por las circunstancias. Y aunque no son responsables directos del bochornoso espectáculo que dieron algunos de sus aficionados, una trifulca que dio la vuelta al mundo merecía un castigo sin concesiones.

La reunión del martes sirvió para que el fútbol se solidarizase con el Alaró y el Collerense, pero también para mostrar una evidente falta de iniciativa. Una “situación de violencia excepcional” requería de un castigo excepcional y de soluciones audaces. Se está perdiendo una oportunidad.

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