"Quiero pedir perdón por el daño que hemos podido hacer el fútbol". Así ha empezado su intervención Tolo Verd, presidente del Collerense, durante la reunión de urgencia celebrada en la sede de la Federación balear de fútbol para trazar una estrategia común que impida nuevos actos de violencia como los vividos el domingo en un partido de infantiles en Alaró. "Todo lo que hemos hecho por los niños durante años se fue a pique en diez minutos. Todavía estoy en ´shock´", ha añadido Verd, recordando la batalla campal entre padres de jugadores del Alaró y del Collerense.

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En la reunión han estado representados los clubes, los árbitros, el Govern y el Consell. Miquel Bestard ha propuesto dar potestad a los colegiados para parar los partidos en caso de que se oigan insultos en la grada. Una idea arriesgada que necesitará de un debate más amplio pero que cuenta con el decidido respaldo del presidente del Comité Territorial de los árbitros, Tomeu Riera Morro.

Durante la reunión se han escuchado más iniciativas, pero solo dos podrán aplicarse el próximo fin de semana. La primera, parar todos los partidos durante un minuto como repulsa por la violencia en el fútbol. La segunda tendrá lugar en el campo del Alaró, escenario de la batalla campal cuyas imágenes han provocado consternación y han traspasado fronteras: detener el partido de cadetes el sábado y repartir folletos entre el público con un código ético contra la violencia.

"Estamos gestionando un drama. Entrenadores que no pueden dormir, familias que nos piden explicaciones, jugadores que no están de acuerdo con nuestra decisión de apartar de la competición al equipo cadete... Vendrán denuncias que no sabremos cómo pagar. Estamos gestionando una situación de crisis para la que no estábamos preparados", ha admitido Tolo Noguera, vicepresidente del Alaró.