Es un relato gráfico de 84 segundos que han dado la vuelta al mundo y en el que se ha puesto de manifiesto una situación que por desgracia ocurre en más de una ocasión en un campo de fútbol y que no se ataja con la contundencia que se debe.

El partido entre los infantiles del Alaró y el Collerense venía ya caliente desde el partido de ida, ganado por los palmesanos por 2-0, pero nadie pensaba que se podría desencadenar lo que pasó ayer sobre el campo y las gradas, porque no se habían solicitado ningún tipo de vigilancia especial como ocurre en otras ocasiones.

La primera parte había transcurrido con varias entradas duras que hicieron que el entrenador del Collerense, casualmente residente en Alaró y que durante años estuvo ligado sobre todo al fútbol sala de la localidad, le pidiera al colegiado de turno que aplicara medidas disciplinarias: "Atura ho", le dijo Biel Pons, que intuía que el partido se le podía ir de las manos al árbitro.

Los jugadores se fueron a los vestuarios para disputar los 40 minutos de la segunda parte que faltaban. Corría el minuto 60 cuando tras una falta un jugador del Alaró se puso a perseguir y pegar patadas a otro del Collerense. En ese momento invadió el campo el padre de un niño que jugaba en el equipo local, para, según sus palabras, intentar frenar al agresor que es compañero de su hijo sujetándole para que cesara. En ese instante, o a la par, algo que todavía no ha quedado aclarado, saltan desde la otra parte del campo, la que tiene una tribuna cubierta, otras personas que se fueron raudas a intentar pegar al jugador que había agredido al futbolista del Collerense pero que acabaron haciéndole con el padre que sujetaba al niño del Alaró.

En ese momento el técnico del Collerense ya había pedido al árbitro que suspendiera el partido, cosa que hizo, y se encerró en el vestuario con sus jugadores a la espera de que se produjera la presencia de la fuerza pública. "Les dije, no saldré del vestuario hasta que no venga la Guardia Civil".

Mientras, en el campo la violencia ya se había generalizado, momento que empieza a recoger el vídeo de un minuto y veinticuatro segundos que ha dado la vuelta al mundo. El padre de Alaró que había sido agredido reacciona con ira tras haber visto cómo durante la trifulca su mujer cae al suelo y se enzarza en una pelea con varios familiares del Collerense que se prolonga desde la tribuna hasta la pared que delimita la grada con el campo. Hay un reparto de puñetazos, patadas y golpes de todo tipo. La peor parte se la lleva un padre de Alaró que cae al suelo y es pateado, pero son muchos los que se ven involucrados. Se da el caso incluso de una mujer que lleva consigo a un niño de cuatro años en brazos y otra que acudía por vez primera a ver jugar a su nieto, y que con seguridad no volverá jamás a un campo de fútbol. Aparecen personas que tratan de separar a los contendientes, entre ellos un policía local de Alaró fuera de servicio, y la trifulca termina.

"Cuando llego a casa y veo los vídeos de lo sucedido, me he quedado alucinado", confiesa el entrenador alaroner del Collerense. 84 segundos para olvidar.