Hay dos parcelas que los gestores públicos jamás deberían tocar: Sanidad y Educación. La tercera es el Deporte. Sobre todo el que está alejado de los focos y las figuras, el deporte humilde en el que se foguean los niños y compiten clubes tan modestos que zozobran con el más mínimo incremento económico.
Ese fue el gran error del IME de Susanna Moll, no saber calibrar los estragos que su ´tarifazo´ iba a ocasionar en presupuestos que ya están al límite precisamente por la poca colaboración que encuentran por parte de las administraciones públicas.
El Ayuntamiento empezó a recular a partir de una sublevación sin precedentes de una veintena de clubes de Palma. Primero anunciando una moratoria hasta septiembre. Y después ideando una tarjeta de acceso con la que deportistas y entrenadores podrán esquivar la obligación de abonarse a las instalaciones.
Es una victoria muy importante porque la mayoría de las veces los ciudadanos agraviados se estrellan contra la intransigencia de los políticos, aunque estén cargados de razón. De este conflicto, ya en vías de solución, saldrán los clubes más unidos, solidarios y precavidos que antes. Pero que nadie baje la guardia.
