De todos es sabido que el error, que no ilegalidad -tal y como se ha dictaminado-, en el sobrecoste del Palma Arena (unos 40 millones de euros) ha condicionado la inversión en materia de instalaciones deportivas por unas cuantas décadas. Condenando, a su vez, a muchos deportes y deportistas a practicarlo en instalaciones obsoletas, inadecuadas, deterioradas -salpicado este tema con causas judiciales recientes- o abarrotadas.

Debemos evitar imágenes como las del fin de semana pasado, con niños compitiendo en el Campeonato de Baleares de Pista Cubierta bajo el diluvio universal o de atletas de estas islas desplazados a la Península para obtener marcas legales indoor que den sentido a meses de duro trabajo. Bastaría cubrir el velódromo de son Moix, buscar una solución al ovalo central del Palma Arena, o cubrir la parte posterior de la grada del Príncipes de España. Los deportistas de Baleares, en este caso concreto los atletas, se merecen algo más que palmaditas cuando llegan a una final olímpica o de un campeonato del mundo, que tenerlos los tenemos. Como mínimo se merecen una camino más amable y menos sacrificado, para poder competir en igualdad de condiciones contra sus iguales de la Península.

Tenemos un déficit de instalaciones deportivas en las Illes Baleares. Necesitamos un plan de instalaciones diseñado por técnicos -y no por populismo u oportunismos electoral-, que resuelva las necesidades de todos los deportes, no solo la de los más mediáticos u organizados. Que contemple instalaciones mancomunadas (prometer una piscina cubierta sirve para conseguir votos, pero fracasa en su mantenimiento y gestión posterior en pueblos pequeños p.e.) y de salida a las competencias adscritas a cada institución. La sobresaturación de la pista de Príncipes de España es debido a que Cort y el Consell no pueden dar solución a sus competencias debido a la malograda pista de Son Moix y a la "enterrada" pista de San Ferran.

Es necesario empezar a paliar el déficit de instalaciones deportivas. Hay que superar ya el problema ocasionado con el sobrecoste del Palma Arena, y por los visto esta semana por otras causas judiciales, que empieza a estar más próximo a convertirse en una excusa actual, que en un error en las políticas de gestión deportivas de antaño.